Hace justo un año Juan Carlos y Araceli Oliva, dos hermanos de 79 y 75 años respectivamente, eran estrangulados en su domicilio de la calle Císcar de València, a manos presuntamente de un supuesto amigo al que habían ayudado económicamente pagándole durante dos años el alquiler de la vivienda, la luz, el agua y otros gastos, con la promesa de que les devolvería el dinero cuando él y su mujer superaran este pequeño bache. Pese a las muchas molestias que se tomó para ocultar los cadáveres, su presunto asesino se enfrenta ahora a una pena de 45 años de prisión por dos delitos de homicidio de víctimas especialmente vulnerables por razón de su edad y por un delito continuado de estafa, según la petición del Ministerio Fiscal.

Los cuerpos fueron hallados dentro de sendos sacos de dormir, cubiertos con mantas y alfombras, bajo una capa de arena sanitaria para gatos en una habitación llena de ambientadores para mitigar el olor a muerte. Asimismo, el sospechoso instaló un dispositivo de alarma en la puerta que le alertara en caso de que alguien accediera al habitáculo.

Todo ello únicamente sirvió para retrasar el hallazgo de los cadáveres, encontrados el 22 de mayo del pasado año, casi un mes después del doble crimen.

El acusado se entregó a la Policía Nacional de Alicante el pasado 23 de junio.