Le han llamado Nina y creen que tiene sobre un año. Ha sido rescatada de su dueño, quien la mantenía encerrada en el baño de casa y en la última paliza que supuestamente le propinó, le reventó la mandíbula y un ojo, que ha perdido.

La vida de esta cachorro que apenas pesa unos 7 kilos pende de un hilo pero si sale adelante lo hará gracias a unos vecinos de Chiva (València), que alertaron a la Policía al escuchar los continuos lloros y lamentos del animal y al sospechar que no era bien cuidado desde hacía tiempo.

Nina fue rescatada por la Policía Local y la Guardia Civil de las condiciones insalubres en las que vivía el miércoles pasado y, tras pasar por la perrera, ahora está bajo la protección de la asociación Huellas Callejeras, que ha hecho un llamamiento en las redes sociales para poder costear los tratamientos veterinarios necesarios para salvarle la vida.

Nina tiene enucleación de un ojo, que el veterinario no pudo salvar; la mandíbula fracturada; y graves problemas en el hígado y el riñón, que tiene «destrozados».

Ayer el animal, que no puede alimentarse por sí mismo y lleva un par de días con goteros, se sometió a la primera operación en su delicado estado de salud. Aguantó la anestesia, le extirparon el ojo y le fijaron la mandíbula. «No sabemos cómo sigue viva; no publicamos los vídeos del estado en la que la encontraron porque son muy fuertes», explica Cristina Suárez, presidenta de la protectora y concejala de Chiva. «Es muy doloroso», asegura; «es una perrita encantadora, que ha pasado de estar agresiva a dar besitos al ver que la cuidamos», apunta.

Tras conocer su caso -que no es el primero que tratan-, la protectora pide que las penas por maltrato a seres vivos «se endurezcan» porque en España «sale gratis maltratar a un animal», critica la presidenta. «Si es capaz de hacerle eso a un perro, ¿qué le puede hacer a un niño?», se pregunta. «Que recaiga todo el peso de la ley, que maltratar a animales tenga consecuencias», pide.

Delicada situación económica

Ahora, se lleva a cabo una investigación policial para determinar si la perra -que descansa ingresada en la clínica veterinaria y durante el fin de semana no puede recibir visitas- era maltratada de forma habitual.

La presidenta lamenta la crítica situación económica de muchas protectoras como Huellas Callejeras, que están «sin ningún tipo de ayudas» y «endeudadas», a diferencia de las perreras. Por eso, deben recurrir a la colaboración ciudadana en casos como el de Nina, en el que asegura que todo el mundo «se ha volcado». No obstante, Suárez recuerda que además de Nina, otros perros esperan un hogar.

Desde Modepran Valencia se mostraron ayer dispuestos a colaborar con Huellas Callejeras y pusieron a disposición de la asociación de Chiva su equipo de abogados y especialistas.