Un preso del Psiquiátrico de Fontcalent ha destrozado su celda y ha mantenido en vilo al personal del centro durante la Semana Santa tras protagonizar varios incidentes. Se trata de un interno que acumula ya hasta diez agresiones a funcionarios en los Psiquiátricos de Alicante y Sevilla y ha provocado varios incendios, dos de ellos muy graves que obligaron a evacuar a otros reclusos. La celda se había creado ex profeso para él a raíz de su ingreso en el centro precisamente para evitar posibles actos vandálicos, ya que estaba considerado como «altamente peligroso».

La Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones (APFP) denunció ayer la falta de medios para controlar la agresividad de este interno. Los dos únicos centros penales existentes en España para albergar a enfermos mentales condenados por delinquir carecen de medios adecuados para controlarlo, dado que son centros de carácter asistencial y terapéutico.

Desde que ingresó en prisión, el recluso va rotando entre los Psiquiátricos Penitenciarios de Alicante y Sevilla, donde debido a su extrema peligrosidad, no suele pasar largas temporadas. La semana pasada regresó al de Fontcalent tras haber pasado dos meses en el de Sevilla. El nuevo traslado se produjo después de que en el centro sevillano atacara a una trabajadora con un objeto punzante y afilado.La APFP denunció que desde su llegada a Fontcalent el miércoles por la noche protagonizó varios incidentes en el departamento de agudos.

Esa misma noche estuvo dando golpes y gritos hasta las cuatro de la madrugada alterando el orden y el descanso nocturno del resto de los pacientes, «sometiendo a los trabajadores del turno de noche a una situación de estrés y angustia sobreañadida», denunció la APFP. Al día siguiente, se autolesionó un brazo exigiendo que lo llevaran a su casa. Los incidentes de mayor gravedad se produjeron el viernes, cuando se negó a tomar la medicación e impidió que los funcionarios pudieran cerrarle la trampilla de la celda intentando golpearles, hasta que la pudieron cerrar aprovechando un descuido. Pero en el interior, comenzó a destrozar la celda, provocando una inundación hasta el punto de calar el agua en plantas inferiores. Asimismo, rompió enchufes, dispositivos de vigilancia y elementos sanitarios para fabricarse con los restos un pincho casero amenazando a la plantilla con clavárselo al primero que cogiera.

Tras el incidente, la celda ha quedado inutilizada y ha sido necesario su traslado a otra distinta, requiriéndose la presencia de la mayoría de los funcionarios que estaban presentes ese día.