Maniatada a un árbol, con cuerdas en las muñecas y los tobillos, e inconsciente tras haber inhalado algún tipo de sustancia. Así encontraron a una joven de 22 años y origen marroquí a última hora de la tarde del domingo en un parque de Catarroja. La víctima, que estaba helada de frío, relató a los agentes de la Policía Local que la socorrieron y quitaron sus ataduras que un tío suyo la había drogado y la había dejado allí como castigo por tener un novio español.

Al parecer, el sospechoso, quien al cierre de esta edición todavía no había sido arrestado, es un hombre de fuertes creencias religiosas y no aprobaba la relación sentimental que su sobrina mantiene con un chico occidental.

Esta misma joven, vecina de Catarroja, ya presentó hace semanas una denuncia contra este familiar por una agresión por los mismos motivos. En esta nueva ocasión su tío no habría llegado a propinarle golpes pero sí la habría drogado colocándole un pañuelo obstruyéndole las vías respiratorias para que inhalara algún tipo de sustancia con la que perdiera el conocimiento y no ofreciera resistencia mientras la ataba al árbol, indicaron las fuentes consultadas por este periódico.

La Policía Judicial de la Guardia Civil de Alfafar investiga los hechos y trata de confirmar los detalles aportados por la víctima, quien manifestó también que su tío le había orinado encima como castigo. Por el momento no se han producido detenciones aunque el presunto autor está perfectamente identificado.

Temblando de frío

Un grupo de chicos que pasaba por la zona arbolada próxima al cementerio municipal de Catarroja alertó a la policía minutos antes de las nueve de la noche del pasado domingo tras observar que en uno de los pinos había una persona apoyada y que no parecía estar consciente.

Hasta el lugar acudió rápidamente una patrulla de la Policía Local de Catarroja, cuyos agentes comprobaron que se trataba de una joven y que ésta estaba atada al citado árbol, a la altura de la cintura, y que tenía las muñecas y pies también atados con una cuerda de tender la ropa de color naranja.

La muchacha, de 22 años, estaba inconsciente y temblaba de frío. Tras quitarle las ataduras los policías la taparon con una chaqueta hasta la llegada de los servicios médicos. Poco a poco la joven, que no presentaba signos externos de agresión sexual ni golpes, fue recobrando el conocimiento e inculpó a su tío, aunque al encontrarse todavía medio adormilada, no pudo concretar cuánto tiempo llevaba allí.

Se calcula que no llevaría más de media hora en el lugar ya que la zona es muy transitada por personas que salen a caminar y a pasear al perro. «Nosotros estábamos aquí a las ocho de la tarde y no vimos nada, nos hubiéramos dado cuenta», apuntó un vecino que frecuenta la zona con su can.

Una ambulancia del SAMU atendió a la joven en el lugar y posteriormente un Soporte Vital Básico la trasladó al Hospital La Fe de Valencia, donde quedó en observación.