El Instituto Ingeniero de la Cierva, al que hasta hace unos meses iba la niña que se suicidó el martes, expulsó a uno de sus presuntos acosadores durante 5 días y a otro solamente un día cuando los padres de Lucía pusieron en conocimiento del centro que estaba sufriendo acoso.

Así se puede leer en un informe, firmado por el director del instituto, con fecha 11 de enero de este año, un día después del suicidio de la menor de edad.

En el citado documento se explica que fue en abril cuando el padre de la adolescente denunció el acoso escolar. El instituto derivó el caso al departamento de Orientación. Se expulsó a los estudiantes. «Los dos alumnos reconocen los hechos y prometen no volver a molestar a Lucía», escribe el director del instituto.

Uno de ellos, se detalla en el informe del IES, «es alumno de integración con discapacidad psíquica ligera, criado por los tíos, puesto que los padres tenían retirada la tutela en ese momento, con una situación familiar desfavorable».

Este niño, según el Ingeniero de la Cierva, «no presenta una actitud con Lucía distinta a la que mantiene con el resto del alumnado, siendo un alumno con una conducta muy disruptiva».

«Para tranquilizar a la alumna y a la familia, se les informa de las medidas tomadas y del arrepentimiento de los alumnos que la han estado molestando, y se le ofrece para el próximo curso la posibilidad de escoger el grupo de 2º de la ESO que desee, para que se encuentre lo más cómoda posible», subraya el documento firmado por el director.

En mayo, la familia tramitó el traslado de la niña al Cascales. «Nos sorprendimos mucho cuando la inspección educativa nos informó de que la familia había solicitado el cambio de forma inmediata», destacan desde el centro de Patiño.

En el documento del instituto también se lee que «durante el último mes de permanencia en este centro, Lucía cambió su aspecto físico, tiñéndose el pelo de verde».

También detalla el director del instituto que una orientadora del mismo se entrevistó con el niño presuntamente acosador, y que en este encuentro «se descarta que Lucía sea objetivo prioritario de acoso» por parte de este menor.

«La orientadora supervisaba a Lucía durante los recreos y nunca se detecta problema alguno», sostiene el instituto de Patiño. De hecho, asegura el director que, cuando le plantearon cambiar de clase, la niña dijo que «tiene muy pocas amigas y prefiere quedarse en su grupo».

El documento también reseña que la menor ya escribió en mayo una primera carta hablando de matarse, misiva que encontró su madre y tras la cual decidió cambiarla de instituto. «La madre nos comunica que cambia a su hija de centro porque cree que un cambio de ambiente mejorará su actitud», subraya el director.

La última frase del informe del IES de Patiño dice que «la orientadora recomienda a la madre que pida cita al centro de salud mental».