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El terror que alimenta a la bestia

Krisztina Szabó fue la cuarta víctima de la violencia machista en la Comunidad Valenciana

El terror que alimenta a la bestia

Krisztina Szabó es otra vida robada por un crimen de violencia machista. Tenía 43 años, de Benicàssim (Castelló), amante del deporte, auxiliar de enfermería y trabajaba en una residencia de mayores. El 20 de julio, su pareja sentimental, Óscar Lozano, de 40 años, acabó con su vida después de que ella le dijera que quería separarse. Actualmente, el asesino confeso sigue en prisión sin fianza, tal como ha confirmado la Guardia Civil, donde aguardará hasta que salga el juicio.

Aún hoy no se conoce a ciencia cierta cuál es la historia de Krisztina. Pero los que estaban más cerca de ella saben que llevaba años sufriendo agresiones físicas y vejaciones psicológicas por parte de su pareja. Incluso, apuntan que, en más de una ocasión, se planteó denunciarlo pero que el miedo a que su agresor cumpliera sus amenazas contra ella y contra sus dos hijos, la tenían atenazada y nunca dio el paso. Su silencio y su terror sólo sirvieron para alimentar a la bestia. De hecho, cuando finalmente reunió el valor e intentó romper, fue asesinada.

Al parecer, un año y medio antes de que fuera asesinada pidió ayuda a la familia de su pareja sentimental pero no obtuvo la respuesta que esperaba. Decidió aguantar, esperar y confiar en que las cosas irían mejor, o que no irían a más. Pero la vida le marcó un fatal destino.

En verano, ni su cuerpo ni su cabeza aguantaban más, además del gran sufrimiento que sentía por sus hijos, y mostró su intención de separarse, como manifiestan desde el entorno en el que se asegura que sí hubo más episodios violentos.

Y el 20 de julio dijo basta. Decidió poner punto y final a tantos años de dolor y dijo que quería separarse. Su pareja, Óscar Lozano, de 40 años, no toleró que su mujer fuera capaz de dar ese paso y acabó con su vida e hirió también a sus hijos, como él mismo confesó a la Guardia Civil.

Ni en la Policía ni en la Guardia Civil constaban denuncias de episodios anteriores, ni de la propia víctima, ni de sus amigos o familiares, ni de vecinos que pudieran ser conocedores de estos hechos. Nada.

Hoy en día, la ciudad de Benicàssim sigue consternada por el asesinato de esta mujer y el entorno familiar y de amistades es reacio a hacer ningún tipo de declaración al respecto. No quieren rememorarlo. Un silencio que pretende respetar la memoria de Krisztina y, sobre todo, facilitar el día a día de las otras víctimas: sus dos hijos.

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