El Tribunal Supremo ha reducido de 12 a 10 años la condena a un hombre que roció con gasolina a su pareja mientras ella dormía y encendió el fuego, aunque cuando ella se despertó la tiró al suelo y apagó las llamas, un arrepentimiento que ha llevado al tribunal a sustituir la pena de asesinato por la de lesiones.

Los hechos sucedieron en el domicilio de la pareja en la parroquia ovetense de Piedramuelle, el 10 de abril de 2015. El Tribunal Supremo, de acuerdo con la Fiscalía, absuelve al reo del delito de intento de asesinato por el que le había condenado a 12 años de prisión la Audiencia de Asturias, al aplicarle la excusa absolutoria de desistimiento voluntario de dicho delito.

El tribunal se basa en la decisión del condenado de apagar las llamas que envolvían a la víctima. Aún así, le condena por un delito de lesiones con deformidad grave y aplica las agravantes de alevosía y parentesco, imponiéndole 10 años de cárcel por la brutalidad del medio de agresión empleado.

De este modo, el Supremo estima parcialmente el recurso del condenado, apoyado en ese punto por la Fiscalía, en cuanto considera aplicable al caso el artículo del Código Penal que dispone que «quedará exento de responsabilidad penal por el delito intentado quien evite voluntariamente la consumación del delito, bien desistiendo de la ejecución ya iniciada, bien impidiendo la producción del resultado».

Ahora bien, el artículo continúa que ello será así «sin perjuicio de la responsabilidad en que pudiera haber incurrido por los actos ejecutados, si éstos fueren ya constitutivos de otro delito».

Barcelona

Por otro lado, la Audiencia de Barcelona ha condenado a cinco años y medio de cárcel a una mujer acusada de intentar matar a navajazos en Mataró (Barcelona) a un «sin techo» con el que había mantenido una breve y tormentosa relación sentimental, que acabó en ruptura.

En la sentencia, la Sección Octava de la Audiencia impone a la acusada, Blanca Fàbregas Pulido, de 39 años, una pena de cinco años y medio de cárcel por un delito de homicidio en grado de tentativa al rechazar su versión exculpatoria de que actuó en legítima defensa y atenazada por el miedo insuperable por el acoso al que le sometía su ex tras su «tormentosa ruptura».

El intento de homicidio ocurrió el 15 de junio de 2014, cuando la mujer, que había mantenido una corta relación sentimental con la víctima, que dormía en un saco de dormir en una zona ajardinada junto a una residencia de ancianos de Mataró, fue a buscarle armada con una navaja, con la que le asestó varias puñaladas