Jueves, 27 de octubre. Son las 21.31 horas. La noticia de la desaparición de Vanessa comienza a circular por las redes sociales y Rubén M., el presunto asesino, parece preocupado por la joven. «Aquí en estos pueblos hay gente más rara... Un moro, sin papeles de esos que ni conoces. A saber», escribe a sus amigos en unos wasaps a los que ha tenido acceso este diario. Hablan de qué ha podido pasarle a la adolescente. «Espero que mañana esté en casa. No me ha entrado ni la cena. ¿Dónde coño estará?», interviene a continuación. «Si se va con uno y ella no quiere [mantener relaciones] o cosas así... Hay gente de todas maneras. Es que a saber. Pueden ser miles de cosas». «Yo creo que irá a casa», señala. Una hora y media más tarde, a las 23.28 h, el presunto asesino expone su coartada: Rubén asegura que la noche del miércoles, cuando ocurrieron los hechos, estaba en casa con tres amigos que se quedaron a dormir. Entre ellos, el joven de 20 años que le prestó el coche y que niega que conociera las intenciones del presunto asesino. S.g.