La Audiencia puso ayer en busca y captura a uno de los presuntos cerebros de una red acusada de estafar a empresarios en la crisis con la promesa de conseguirles financiación. Se les conocía como el «clan de los Giovanni» y llegaron a ser denunciados por cerca de cien empresarios de la construcción de toda España. El fiscal pide para cada uno de los cinco acusados penas que suman siete años de prisión por estafa y asociación ilícita. Para dar apariencia de solvencia, fletaban vuelos a otros países, como Suiza o Bulgaria, así como, en el caso de las estafas denunciadas en la provincia a las Islas Tórtola, con algunas de sus víctimas. La red estafó a empresarios de distintas provincias españolas y en Alicante están acusados de dos timos que afectaron a dos mercantiles.

Otro de los presuntos cerebros de la trama ha fallecido y es el padre del acusado que está desaparecido de la Justicia. Según el escrito de acusación, para dar la apariencia de gran poder adquisitivo y de tener contactos en el mundo de las altas finanzas, se hacía pasar por el hijo de quien fue presidente de la República Italiana Giovanni Gronchi entre 1955 y 1962. El finado tenía 85 años cuando tuvo que declarar por estos hechos y ya entonces su salud estaba muy deteriorada. Alessandro Gronchi, hijo del fallecido, que está afincado en Barcelona, ya tuvo que ser puesto en busca y captura en varias ocasiones a lo largo de la instrucción al no poder ser localizado. La Audiencia constató ayer que no se presentó al juicio y tras ponerlo en busca y captura celebrará el juicio a partir del lunes que viene para el resto de los implicados. En caso de no presentarse, el prófugo sería juzgado por separado cuando se le localice o se le detenga.

Los hechos se remontan a 2009 cuando la crisis ya había estallado y los bancos habían cerrado el grifo de la financiación. El fiscal sostiene que los acusados se ganaron la confianza de empresarios que atravesaban una precaria situación económica y les ofrecían financiación para sus empresas a cambio de una contraprestación económica. Las víctimas les adelantaban cantidades de dinero en concepto de provisión de finanzas con la esperanza de que una lluvia de millones iba a ir directa a sus empresas. Sin embargo, según las acusaciones, ese dinero fue usado por los acusados en su propio beneficio y no se cumplió compromiso alguno. A uno de los empresarios afectados se le llegó a prometer hasta veinte millones de euros en efectivo y la promesa de varios fondos millonarios más. Con invitaciones a viajes, la apariencia de tener conexiones con bancos en toda el mundo, desde Abu Dhabi a paraísos fiscales en el Caribe. Los empresarios con la confianza de que iban a lograr estos fondos llegaron a abonar en concepto de provisión de fondos 66.300 euros y 46.920 euros. El segundo de los perjudicados estaba buscando financiación para la construcción de un parque eólico. El dinero se iba entregando de manera gradual con la promesa de que iban a recibir capital, pero el dinero nunca llegaba.