El padre Vicente, como era conocido por todos en el barrio valenciano de Natzaret, proyectó durante años la imagen del sacerdote altruista que ayuda a inmigrantes sin techo ni comida. Amparado en esta supuesta condición de cura, el acusado de ser uno de los jefes de una red de narcos creó un albergue para los más desprotegidos en Valencia y logró así una subvención municipal. Vicente A. P. era miembro de la congregación religiosa Misioneros Apostólicos de María Inmaculada, no reconocida por la Iglesia católica y relacionada con la llamada iglesia del Palmar de Troya. No obstante, hacía creer a todo el mundo que era sacerdote católico y llegó a celebrar eucaristías. Trabajadores del propio albergue le denunciaron en 2008 ante Trabajo por trato degradante con los inmigrantes acogidos. Gran amante de las armas y de la seguridad privada, fue nombrado delegado de la Asociación Unificada de Escoltas (Aunes) en la Comunidad Valenciana. I. CABANES