Bocadillos de todos los tipos. De queso, de lomo, de anchoas... y de hachís. Éste era el medio elegido para camuflar el hachís que llevaba escondido un pasajero de un autobús interceptado en Alicante el martes, tras una inspección de la Patrulla Canina de la Policía Local de Alicante, según confirmaron a este diario fuentes cercanas al caso.
La intervención se realizó el pasado martes durante un control de rutina en la Estación de Autobuses de Alicante. El perro Gus halló la droga escondida en los bocadillos que llevaba uno de los pasajeros. En total, portaba consigo cuatro bocadillos de anchoa, en cuyo interior había ocultos 48 gramos de hachís envueltos en un film de plástico. El pasajero era un ciudadano marroquí de 42 años con domicilio en Valencia que se dirigía a Torrevieja en el momento en el que fue abordado por la Policía Local.
No es la primera vez que los pasajeros de los autobuses recurren a los bocadillos para tratar de esconder droga. Los agentes de la Unidad Canidad de Elche ya descubrieron otros 50 gramos de hachís y marihuana en los bocadillos de otro pasajero en diciembre. En septiembre de 2014, los agentes de Alicante sorprendieron a dos jóvenes con 340 gramos de marihuana entre bocadillos de jamón y queso.
