Cuarenta y cuatro días ha durado la fuga del preso marroquí Mohamed Berhil, evadido de la prisión de Fontcalent un día antes de que le condenaran a cuatro años y medio de prisión por malos tratos a su mujer en Alicante. La Policía Nacional le seguía la pista y el pasado jueves por la tarde pudo apresarle en Callosa de Segura, aunque el recluso agredió a los agentes y aún trato de escapar nuevamente con las esposas puestas. El preso reingresó en la cárcel de Fontcalent el jueves por la noche y durante la madrugada de ayer estuvo causando «problemas», según fuentes penitenciarias.

La Policía fue alertada de la fuga el pasado 30 de marzo, después de que la detectaran mientras realizaban el recuento de internos. Al ser marroquí y temer que pudiera intentar salir de España, la Policía Nacional activó un dispositivo específico para la localización y detención del fugitivo, que incluía medidas de prevención para evitar que pudiera abandonar el país.

Sin embargo, las pesquisas de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Alicante permitieron localizar al sospechoso en la localidad de Callosa de Segura. Dada la peligrosidad del recluso se estableció un operativo orientado a extremar las medidas de seguridad para garantizar su detención minimizando sus posibilidades de huida, ya que podía tener ayuda de terceras personas.

Los temores no eran infundados, ya que al darse cuenta de la presencia de los agentes agredió a los policías tratando de eludir su captura. El reo salió corriendo y se inició una persecución a pie por las calles de Callosa de Segura. Al final lograron darle alcance, momento en que el preso agredió de nuevo a los agentes. Ahí no terminó su resistencia, ya que fue introducido en el vehículo policial y pese a llevar los grilletes puestos intentó de nuevo fugarse saltando del coche en marcha. Sin embargo, los agentes lo impidieron gracias a su rápida intervención.

El fugitivo fue trasladado a la prisión de Fontcalent, donde además de cumplir la condena por malos tratos tendrá que responder ahora de los delitos de quebrantamiento de medida cautelar y atentado a agentes de la autoridad.

El preso, que pudo haber huido dentro de uno de los camiones de reparto que acuden a la cocina de la prisión, está condenado por propinar más de tres palizas a su esposa con los puños en el domicilio familiar en el que convivían en Alicante, algunas de ellas delante de los dos hijos menores de la pareja, según la sentencia.