Un incendio, cuya densa columna de humo puede verse a 50 kilómetros, desde Madrid, mantiene ardiendo millones de neumáticos en el mayor cementerio de ruedas de Europa, cerca de Seseña, en Toledo, donde por seguridad se ha evacuado a unas 1.000 personas de la urbanización del Pocero. La nube tóxica no ha provocado por el momento casos de intoxicación, gracias a su dispersión en las capas altas del aire, aunque un cambio en la dirección del viento aconsejó a las 16:50 horas las evacuaciones, según informaron a Efe fuentes de los servicios de emergencias. El fuego se inició en la madrugada del viernes en Valdemoro (Madrid), en un extremo de la parcela de 12 hectáreas que alberga casi 100.000 toneladas de neumáticos y que comparten las comunidades de Castilla-La Mancha, con el 70 por ciento de la parcela en su territorio, en la localidad de Seseña, y la de Madrid. La Guardia Civil trabaja con la hipótesis de que el fuego ha sido intencionado.

A las siete de la tarde, varios consejeros del Gobierno de Castilla-La Mancha informaron de que había ardido casi el 70 por ciento de los neumáticos que alberga el cementerio y consideraron que sería muy difícil controlarlo, porque la montaña de ruedas alcanza en algunos puntos una altura equivalente a siete plantas.

Amigos de la Tierra y Ecologistas en Acción han advertido de la grave contaminación atmosférica que está causando el incendio y han coincidido en denunciar una pésima gestión de la Administración.

Entre las sustancias que se emiten a la atmósfera se encuentran compuestos peligrosos como los hidrocarburos aromáticos policíclicos y sustancias cancerígenas como benceno y benzoapirenos, dioxinas, furanos y metales pesados.

La urbanización evacuada, El Quiñón de Seseña, tiene habitualmente unos 6.500 habitantes, pero muchos habían abandonado su residencia nada mas iniciarse el fuego y solamente quedaban unas 1.000 personas, que han sido las evacuadas y trasladadas a polideportivos, uno en Seseña Viejo y otros dos en Esquivias (Toledo). La urbanización es mas conocida por el nombre de su constructor, Residencial Francisco Hernando, el Pocero.

Solo la autopista de peaje R-4 separa la urbanización del solar que alberga los neumáticos ardiendo, una parcela envuelta en la polémica por estar declarada ilegal, pero en la que se intentaba reciclar su contenido de ruedas a un ritmo que, según el alcalde de Valdemoro, Guillermo Gross, hubiera hecho necesarios 77 años para acabar con su contenido.