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El mar no es sólo cosa de hombres

Una suboficial es la única sargento del país patrón de una patrullera de la Benemérita

Eva María en el puente de mando de la patrullera por el litoral de Alicante. RAFA ARJONES

Han pasado más de dos décadas desde que disfrutaba de las playas malagueñas con sus amigas del instituto y aún recuerda con nitidez que un día pasó navegando cerca de la costa una patrullera de la Guardia Civil y les dijo con firmeza: «Algún día voy a llevar una de esas». Sus amigas sonrieron, pero Eva María Esteban, de 42 años, no se equivocaba. Tenía claro que su objetivo era ingresar en la Guardia Civil para trabajar en el Servicio Marítimo y lo consiguió. Ingresó hace 16 años en la Benemérita y hace cinco logró una plaza en el Servicio Marítimo de la Guardia Civil de Alicante, convirtiéndose en la única sargento que es patrón de una patrullera del Instituto Armado en todo el país, aunque ella precisa que también hay una cabo en Algeciras que, pese a no ser suboficial, también está al mando de una embarcación.

Eva recuerda que cuando llegó a Alicante el hecho de ser mujer supuso toda «una novedad» para sus compañeros del Servicio Marítimo de la Guardia Civil, donde sólo hay dos féminas entre los 43 miembros de la unidad, ella y una guardia civil que no sale a navegar y presta servicio en oficinas. Asegura que el trato con sus subordinados no es diferente por el hecho de ser mujer. «Me tratan igual y además tengo la suerte de tener un grupo de gente fantástica, tanto desde el punto de vista humano como trabajadora».

No tiene ninguna duda de que no ha nacido para «estar en un coche patrulla, aunque también lo he hecho y he trabajado a gusto, de uniforme y de paisano». Su objetivo desde que ingresó en la Guardia Civil era el Servicio Marítimo y hasta que lo consiguió hace cinco años ha pasado por varios destinos, entre ellos Ibiza, Ceuta y Lanzarote. Casi siempre cerca del mar. «Me encanta, soy de costa». Considera que su trabajo «no es fácil; lo primero es que te tiene que gustar; hay gente que no soporta estar navegando tantas horas».

Cuando salen de servicio a la mar van preparados para imprevistos porque «nunca se sabe lo que puede ocurrir» y la hora de regreso puede prolongarse. Antes de zarpar se reúne con la tripulación en la patrullera y comenta el servicio que se va a prestar y cualquier incidencia que pueda haber sobre la embarcación y su equipamiento.

Inspecciones de pesca, embarcaciones de recreo, aduanas, contrabando de drogas e inmigración ilegal a través de pateras son los principales campos donde se centra el trabajo del Servicio Marítimo de la Guardia Civil. Todos estas tareas estas supeditadas siempre al tiempo. «Aquí todo depende del estado del mar», señala Eva.

Durante estos cinco años de servicio en el litoral alicantino ha vivido anécdotas con final feliz, como el rescate de dos personas en la bocana del puerto de Alicante cuya embarcación se hundió un día de fuerte temporal, y otras con un recuerdo más amargo, como el rescate de cadáveres de inmigrantes que han naufragado con su patera. Eva añade otra situación arriesgada que vivió durante el auxilio prestado al tripulante de un velero que puso el piloto automático de su embarcación y se quedó dormido en la costa de Guardamar. «Era de noche y el barco iba rumbo a tierra; nos pusimos a su lado pero no se enteraba, por lo que hubo que saltar a bordo en marcha y despertar al patrón».

En la época estival es cuando «más se trabaja y hacemos mucho hincapié en la seguridad y titulaciones», explica la sargento. Admite que hay más de un imprudente que sale a navegar sin medidas de seguridad y ella advierte del peligro. «Si no llevas chaleco o bengala y tienes un problema en el mar es que no vuelves..., así de sencillo».

Eva suelta un «¡Nooo!» rotundo cuando se le sugiere si el mar es sólo cosa de hombres. De hecho, sólo con ver cómo se desenvuelve esta sargento a lo largo de los 25 metros de eslora de la patrullera «Río Guadiaro» -una de las tres embarcaciones del Servicio Marítimo de Alicante-, cualquier persona se da cuenta de que está perfectamente acoplada, como un pez en el agua. «Soy consciente de que puedo tener menos fuerza que un hombre, pero cada uno sabemos las cualidades que tenemos. Si tengo que sacar del agua a una persona agarrándola del brazo para subirla a bordo y veo que no puedo no hay problema, le digo a algún compañero que lo saque».

La presencia de mujeres en la plantilla de la Comandancia de Alicante no es muy significativa porque apenas llega al diez por ciento, 185 sobre un total de casi 2.300 agentes. El porcentaje aún es mucho menor en el Servicio Marítimo, donde solamente hay dos entre los 43 miembros. Eva tenía muy claro que su destino era trabajar en el mar, pero reconoce que «somos muy pocas mujeres, parece que no les atrae el Servicio Marítimo», como tampoco en el Grupo de Rescate Especial de Intervención en Montaña (GREIM). No entiende el motivo pero apunta que una de las razones igual puede ser «el hecho de tener que dejar a la familia en casa y no tener un tiempo de reacción rápido si ocurre algún imprevisto familiar».

La conciliación laboral y familiar le ha ocasionado en ocasiones más de un dolor de cabeza a Eva, sobre todo cuando tiene turnos de 24 horas de trabajo. Sin embargo, se vale de su pareja o de amigos para poder atender a su hija menor de edad, ya sea en casa o en el colegio. Aún así, Eva precisa que la pequeña «es muy responsable, y mucho más cuando yo estoy de servicio».

Cuando salen de navegación en la patrullera grande normalmente van entre seis o siete tripulantes y son tantas horas juntos a bordo que, según confiesa con sinceridad, «somos como una gran familia, ya que pasas casi más tiempo con ellos que en tu hogar».

«Si se quiere, se puede»

El próximo martes se celebra el Día Internacional de la Mujer Trabajadora y Eva es de las mujeres que defiende su celebración. «Claro que sí, hay que abrir puertas», afirma antes de apostillar que «si se quiere, se puede». Ella lo tenía claro desde muy joven y ya ha culminado muchas de sus aspiraciones, aunque ahora solo le queda conseguir un destino en su provincia de origen, Málaga. En la Costa del Sol le nació su pasión por el mar y siempre ha trabajado en algo relacionado con el medio marino. Primero como socorrista, luego en la Cruz Roja del Mar y finalmente en el Servicio Marítimo.

Mientras tanto, tarde o temprano quedará vacante alguna plaza en Málaga, Eva seguirá demostrando en Alicante que es un ejemplo de mujer que con esfuerzo y dedicación se pueden lograr los objetivos que uno se marca.

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