La persecución policial que el pasado verano estuvo a punto a tener un trágico resultado en Alicante se cerró ayer con una conformidad en la que el acusado aceptó una condena de tres años de prisión. El procesado intentaba burlar a los agentes que le perseguían con el coche robado que conducía por distintas calles de la ciudad, saltándose semáforos en rojo y metiéndose en dirección prohibida hasta que se encontró con la calle cortada porque en ese momento se estaba celebrando el desfile de caballos en las fiestas de Moros y Cristianos de Altozano. Uno de los agentes de la Policía Local que estaba controlando el tráfico en la zona le dio el alto y llegó a tener que disparar para disuadirle ya que había acelerado el coche e iba hacia la multitud. El fugitivo finalmente huyó por otra calle y pudo ser arrestado a 200 metros del lugar.

El joven se declaró ayer culpable de los hechos que se le imputaban en el juicio celebrado ayer en el juzgado de lo Penal dos de Alicante. El fiscal le acusaba de delitos de hurto de vehículo de motor, conducción temeraria y atentado a la autoridad, unas penas que tras el acuerdo alcanzado ayer se quedaron en tres años de prisión y el pago de multas que ascienden a 1.080 euros. Pese a la conformidad, el abogado defensor Moisés Candela reclamó que el acusado sea examinado por un médico forense para determinar si la dependencia de las drogas que sufre el reo le hace inimputable por estos hechos y se le suspende la pena por un tratamiento de desintoxicación. Desde su arresto el día de la persecución el acusado ha estado en prisión preventiva.

El acusado contaba con dos condenas anteriores por otros delitos relacionados contra la seguridad del tráfico, una por haber conducido bajo los efectos del alcohol y otra por negarse a someterse a la prueba del alcoholemia.

Los hechos enjuiciados ayer ocurrieron la noche del 13 de agosto de 2015. El acusado había robado un coche del taller de un concesionario de la avenida de Dénia que había sido reparado y tenía las llaves puestas.

Según el escrito de acusación del fiscal, en la huida del fugitivo de las dotaciones policiales que le perseguían llegó a saltarse hasta cinco semáforos en rojo. En uno de los cruces estuvo a punto de colisionar con un autobús que tuvo que frenar bruscamente para no chocar. En otro, estuvo a punto de arrollar a una pareja que iba a cruzar. El relato de la acusación incide en que en el momento en que el acusado se encontró la calle cortada por el desfile su reacción fue la de acelerar el coche y conducir por encima de la acera en unas calles atestadas de gente por las fiestas. Al final de la calle había una terraza de una horchatería llena de clientes y el desfile. El disparo del agente, que estuvo a punto de ser atropellado, hizo que se desviara. El tiro facturó la ventanilla del coche y provocó al conductor un corte en la mano.