Durante poco más de un año debieron estar contentos en la empresa por los buenos resultados de uno de sus comerciales, pero cuando descubrieron el engaño y averiguaron que los pedidos eran falsos el fraude ya superaba los 93.000 euros. Ese el dinero que se apropió un comercial de una distribuidora de productos de farmacia y parafarmacia que ha sido condenado ahora por la Audiencia Provincial de Alicante a tres años de prisión y multa de once meses con cuota diaria de dos euros por los delitos de apropiación indebida y falsedad en documento mercantil.

Los hechos probados que el acusado reconoció en el juicio y así se recogen en la sentencia ocurrieron entre enero de 2012 y el 18 de abril de 2013, fecha en la que el acusado fue despedido de la empresa de distribución de productos farmacéuticos para la que trabajaba como comercial. Según la sentencia, entre los cometidos del acusado figuraba visitar de forma periódica a los clientes para ofrecerles productos, formalizar pedidos e incluso cobrar las facturas a las empresas que no tenían domiciliado el pago a través de una entidad bancaria.

Una vez cobradas las facturas en efectivo o mediante cheques el procesado debía rendir cuentas a sus empresa entregando el dinero o los talones para descontarlos de la deuda del ciente. Sin embargo, en 2013 la empresa detectó irregularidades en la contabilidad del año, ya que había clientes que negaban haber realizado pedidos que presentaba el acusado.

De esta forma la empresa comprobó que desde enero de 2012 hasta abril de 2013, cuando fue despedido, estuvo presentando pedidos ficticios de clientes. La finalidad era obtener unos determinados productos farmacéuticos de un precio elevado, en concreto unas tiras reactivas para la determinación de la glucosa en sangre cuya venta es habitual y numerosa, lo que permitía que pasara desapercibido entre el resto de pedidos.

Una vez recibía el producto lo distribuía a otras personas que no eran clientes de su empresa y se apropiaba del dinero de la venta. También detectaron que se apropió del dinero de otros pedidos reales que cobró. La sentencia recoge pedidos ficticios y reales a 40 personas cuyo importe se lo apropió el procesado.