La operación PARAKA de la Guardia Civil, realizada en distintas fases en las comunidades autónomas de Galicia, Madrid, País Vasco, Aragón y Cantabria, se ha saldado con la intervención de un a tonelada y media de cocaína y la detención de 10 personas (cuatro españoles, tres argentinos, un paraguayo, un holandés y un inglés), como presuntos integrantes de una organización criminal dedicada al tráfico de drogas y blanqueo de capitales.

En la operación se han realizado cuatro registros domiciliarios en los que se ha intervenido 1.598 kilos de cocaína, 11 kilos de hachís, 12 vehículos, tres inhibidores de frecuencias, diverso material electrónico e informático, sistemas de navegación utilizados para transportar la droga en embarcaciones, 21.500 euros en efectivo, etc.

La operación, que se ha llevado a cabo en diversas fases, se inició el día 17 de junio, cuando la Guardia Civil interceptó dos vehículos en la provincia de Zaragoza, en cuyo interior fueron intervenidos un total de 98 kilogramos de cocaína. En ese momento se procedió a detener a los dos conductores de los vehículos.

Fruto de estas detenciones, los agentes establecieron una serie de actuaciones que llevaron a ubicar un inmueble en la provincia de Vizcaya, susceptible de almacenar una importante cantidad de cocaína. Tras una vigilancia y la localización de la mayor parte de los implicados en la investigación, el 10 de julio se procedió a registrar dicho inmueble, en cuyo interior se intervino un total de 1.500 kilogramos de cocaína.

Las últimas detenciones y registros realizados se practicaron a primeros de septiembre, aprehendiendo 11 kilogramos de hachís, dinero en efectivo y una importante cantidad de material informático.

Negocios con los cárteles de la droga

Durante la investigación se ha podido comprobar cómo la organización estaba perfectamente estructurada y tenía diferentes cometidos, sin que muchos de sus componentes, como medida de seguridad, tuvieran relación entre ellos.

Igualmente se observó que los responsables de la red realizaban frecuentemente desplazamientos a Sudamérica para negociar con los cárteles de esos países para la adquisición de estupefacientes y su posterior envío a nuestro país.

La red utilizaba distintas vías para introducir la cocaína en España, si bien, la más utilizada era el transporte mediante embarcaciones de gran calado hasta las proximidades de las aguas territoriales españolas, donde se traspasaba la mercancía a embarcaciones de recreo.

Posteriormente, se trasladaban la droga hasta las inmediaciones de la población vizcaína de Ondarroa, por cuya costa lograban introducir la cocaína en el territorio nacional.

Esta mercancía se almacenaba en viviendas que previamente habían sido alquiladas por la organización, preferiblemente caseríos aislados que permitían pasar desapercibidos y les otorgaba cierta sensación de impunidad.

La complejidad de la operación y los numerosos lugares en los que se han llevado a cabo las investigaciones, ha requerido la participación de diversas Unidades de investigación e intervención de la Guardia Civil.

La operación ha sido dirigida por el Juzgado de Instrucción número 4 de Torrejón de Ardoz (Madrid), según ha informado la Guardia Civil en nota de prensa.