«Quita esa música etarra y mortuoria». Esta orden dada al pinchadiscos de una boda por el novio, revocando una petición de la novia para que su familia bailara un canción en euskera, desembocó en riña tumultuaria entre los invitados, tres de los cuales fueron condenados ayer en San Sebastián, en un juicio en el que el disc-jockey salió absuelto. Era ya entrada la madrugada del 28 de octubre de 2013.

Sólo faltaban quince minutos para acabar el baile de la boda, que había reunido en un hotel donostiarra a miembros de dos familias guipuzcoanas, una de ellas con varios invitados de Valladolid, cuando la novia solicitó al DJ que pusiera la canción «Kalanbreak» del grupo Gozategi Anaiak para sus allegados.

A los 20 segundos, el novio, que había pactado con el pinchadiscos que no pusiera ni una sola canción en euskera, se dirigió a él y, zarandeándole y agarrándole del brazo, le exigió que la quitara. «Le pedí que no me hiciera pasarlo mal y le advertí de que se podía meter en un lío porque me la había pedido la novia», recordó ayer el DJ, al que «Amante bandido» le pareció un tema para templar ánimos. Las protestas de los otros invitados hizo que la fiesta acabara en una batalla campal.