El modo en que contaron que se produjo el accidente no se correspondía con los daños que presentaban los vehículos. El informe de los peritos del seguro ha llevado al banquillo de los acusados a seis hombres acusados de haber simulado una colisión en Alicante para poder cobrar el dinero de la póliza. Los imputados son los conductores de los dos coches implicados, el hermano de uno de ellos que era el propietario del mismo y otros tres pasajeros que iban a bordo. La Fiscalía pide penas que oscilas entre los seis y los diez meses de prisión por delitos de tentativa de estafa y denuncia falsa. Todos los implicados negaron ayer las acusaciones y sostuvieron que realmente tuvieron una colisión de tráfico y que el seguro luego les puso problemas para cobrar.

La supuesta colisión ocurrió el 17 de diciembre de 2009 en un cruce de Alicante después de que uno de los conductores se despistara en un cruce y chocó contra otro vehículo que venía por su derecha, según el parte amistoso presentado al seguro. Tres ocupantes de uno de los coches denunciaron haber sufrido lesiones cervicales.

Cuando los peritos del seguro fueron a investigar las circunstancias del accidente denunciaron hechos que les parecieron irregulares. No pudieron ver los daños del vehículo causante del accidente porque éste asegura que lo reparó por su cuenta, aunque no les aportó factura alguna de la reparación. «No tenía dinero y me lo arregló un conocido por su cuenta en un taller donde hacía sus chapuzas y por un precio más económico», aseguró ayer este acusado en el juicio.

Pero no fue la única anomalía detectada. El golpe que presentaba el otro coche y por el que se iba a tener que indemnizar no se correspondía con el modo en que los implicados decían que se produjo el accidente. Los peritos señalaban que parecía que había impactado con una señal de tráfico en lugar de con otro coche. Además tampoco había trasferencia de pintura del otro turismo en el lugar del impacto. Este hecho fue reflejado en dos informes y casualmente aparecieron restos de pintura azul en la tercera inspección del vehículo. Éste iba a repararse en un taller donde era jefe de chapa el padre del conductor.

El dueño del coche aseguró que quien lo usaba habitualmente era su hermano y cuando éste tuvo el choque fue quien se encargó de la reparación. Por su parte, el conductor mantuvo que el accidente fue real y que el coche no se manipuló para simularlo. «Si las alturas no coinciden, será porque en el coche había cuatro personas y los peritos lo examinaron vacío», dijo y achacó la aparición de las manchas de pintura a los meses que el coche estuvo aparcado en la calle esperando que el seguro autorizara la reparación.

Las defensas pidieron la libre absolución y argumentaron que los peritos sólo han cuestionado cómo se produjo el choque, no que éste no hubiera existido.

El juicio quedó visto para sentencia ayer en la Audiencia Provincial, aunque tuvo que suspenderse a la mitad al detectar uno de los magistrados que fue quien impuso la sentencia por el accidente en la apelación por el juicio de faltas. La vista oral volvió a comenzar esa misma mañana desde el principio con una nueva magistrada para evitar nulidades.