El intento de fuga de 56 internos del centro de internamiento de extranjeros (CIE) del complejo policial de Zapadores comenzó cuando dos de ellos atacaron por la espalda a dos policías en la zona común donde los detenidos ven la tele o se reúnen a charlas. Según fuentes policiales, uno de los cabecillas propinó un golpe en el pómulo atacando al agente por la espalda y le arrebató las llaves, mientras que a otro policía le quitaron la defensa y a un tercero, el cinturón. Los policías salieron y dejaron a los internos encerrados. Durante varios minutos, los amotinados arrancaron cables, rompieron mobiliario y convirtieron las sábanas en cuerdas anudándolas entre sí. Además, arrancaron y vaciaron los extintores en el interior de las instalaciones y prendieron fuego a los colchones y las mantas, que no ardieron al ser ignífugos, aunque sí generaron una densa humareda, lo que obligó a pedir la intervención de los Bomberos de Valencia.

Nada más producirse el ataque, los cinco policías que había en ese momento en el CIE reclamaron refuerzos con urgencia, lo que obligó a desplazar a Zapadores a buena parte de las unidades policiales que estaban en servicio en ese momento, cerca de las 23.30 horas del domingo. Mientras, los internos salieron al patio del CIE tras abrir la puerta con las llaves arrebatadas al primer policía. Varios trataron de alcanzar la calle saltando desde un castaño de indias contiguo a la edificación o usando las sábanas atadas entre sí, pero la altura de la valla perimetral y la distancia del árbol ornamental hasta aquélla les impidió lograr su objetivo. A partir de ese momento, la mayoría de los internos permaneció en el patio, aunque 20 se encaramaron al tejado, desde donde lanzaron piedras y estacas fabricadas con ramas contra los policías de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) que ya habían llegado.

Los agentes dispararon varios tiros con armas detonadoras -sin balas- para hacerles desistir y lanzaron pelotas de goma sobre las paredes. Pero ni eso, ni los potentes focos colocados por los bomberos les convencieron. Sin embargo, 14 de los 20 amotinados en el tejado bajaron voluntariamente justo cuando los antidisturbios de la UIP iban a intervenir. A los últimos seis los bajaron éstos con la ayuda de la escalera de altura de los bomberos. El incidente acabó a la 1.30 horas. Cinco policías sufrieron lesiones leves.

¿Son refugiados?

¿Qué diferencia hay entre los refugiados sirios que Europa acoge entre aplausos y las personas que permanecen en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Zapadores de Valencia? Es la pregunta que se hacen desde la plataforma CIEs NO. Para la entidad, «no hay diferencia alguna. Solo el foco mediático». En plena crisis humanitaria, la plataforma sostiene que la clave es el «racismo institucional». «En Zapadores hay personas que huyen de la violencia económica, mujeres víctimas de la trata y personas que tienen derecho al asilo y que no lo saben, por eso, no les diferencia absolutamente nada de los refugiados sirios». A la opinión de la plataforma se unen también las más altas instituciones valencianas.

La vicepresidenta del Consell, Mònica Oltra, planteó ayer «un debate político sobre qué tratamiento damos a las personas que huyen de la guerra, de la miseria y de una muerte segura en su país», y que «son acogidos por una cárcel que está fuera del estado de derecho». Sobre si propone el cierre de este centro, respondió afirmativamente. Para Oltra, «difícilmente podemos ser comunidad acogedora cuando a personas inocentes se les encierra en condiciones infrahumanas». El alcalde de Valencia, Joan Ribó, se manifestó en el mismo sentido.