La Fiscalía de Alicante ha emitido las dos primeras acusaciones por agresión sexual contra el presunto violador en serie de Alicante, un informático de 38 años de San Vicente del Raspeig que acumula una decena de causas judiciales a sus espaldas, la mayoría por violación a mujeres en distintos aparcamientos de Alicante.

El acusado, que está casado, fue detenido hace un año en San Vicente del Raspeig por un agente de la Policía Nacional que estaba fuera de servicio tras producirse en muy poco tiempo dos denuncias por violación. Tras arduas investigaciones, declaración de las denunciantes y ruedas de reconocimiento, los juzgados abrieron diez causas distintas contra el arrestado -actualmente en prisión provisional- por agresión sexual y abusos sexuales.

Ahora, la Fiscalía ha acusado al vecino de San Vicente del Raspeig de dos violaciones distintas, una de ellas ocurrida en el año 2011. Ambos casos se han seguido por el juzgado de Instrucción número 4 de Alicante, que recibió el resultado de las pruebas de ADN que confirmaron que el semen que había en la ropa de las denunciantes pertenecía al sospechoso.

La Fiscalía le acusa en cada uno de estos dos procedimientos de un delito de violación, por el que pide para el investigado 14 y 15 años de cárcel respectivamente. Anteriormente, otro juez de Instrucción le procesó por un delito de abusos sexuales.

El primero de los escritos de acusación, fechado este mes de mayo, solicita para el presunto depredador sexual 14 años de cárcel por una violación en agosto de 2009 a una mujer de 47 años. Según el fiscal, la víctima entró a las 2.15 horas de la madrugada al garaje de su domicilio, ubicado en la zona de Campoamor, para estacionar su motocicleta y al bajar de ésta se encontró de frente con el procesado, quien llevaba un cuchillo de hoja ancha en una mano y una bolsa blanca en la otra.

Vejaciones

Tras arrinconar a la mujer contra la pared le dijo: «suéltalo todo, bájate la bragueta y no grites», tras lo que comenzó a violarla bucalmente y a realizarle tocamientos, todo ello con un actitud vejatoria en sus actos y palabras, que el fiscal refleja en su calificación de los hechos.

Tras la agresión sexual, el violador arrebató a su víctima la batería de su teléfono móvil y le pidió que le abriera la puerta del garaje. El agresor le dejó la batería del móvil, tras pedírselo la víctima, en la entrada del estacionamiento. Nada más colocarla en su teléfono, la mujer avisó a la Policía, que se personó en el lugar sin poder localizar al procesado, que ya había huido.

El semen que la víctima escupió en la camiseta tras la violación permitió una de las pruebas que sostienen la acusación.

Un segundo escrito de la Fiscalía solicita para el procesado 15 años de cárcel. En este caso, los hechos también ocurrieron en un parquin de la capital alicantina, en el barrio de la Florida. La víctima fue violada mientras su agresor le amenazaba para que no gritara ya que los hechos se produjeron al mismo tiempo en el que otra mujer llegó y se puso a hablar por teléfono dentro del garaje. El violador usó, de nuevo, el mismo escenario -un aparcamiento, como en la mayoría de los casos-, un cuchillo de hoja ancha y palabras obscenas.

Aunque normalmente actuaba en párquines subterráneos, también hay casos en los que el presunto depredador sexual abordó a sus víctimas cuando iban solas de noche por lugares solitarios de regreso a sus casas. En esta ocasión, el agresor actuó dentro del vehículo de la denunciante.

Acostumbraba a preguntar a sus presas si estaban casadas. Deshacerse del móvil de las mujeres y amenazarlas con un cuchillo de cocina habrían sido, en muchos de los casos, los pasos previos para facilitar sus fechorías.

Un juez procesó a principios de año al arrestado por unos abusos sexuales. No obstante, la primera denuncia que le implica en una agresión sexual fue instruida por un juzgado de San Vicente del Raspeig tras abrirse diligencias en 2005. En ese tiempo el imputado, en prisión provisional desde junio de 2013 a la espera del primero de los varios juicios a los que tendrá que enfrenarse, ha carecido de antecedentes penales. En su comparecencia ante el juez de guardia tras su detención negó los hechos alegando que padecía disfunción eréctil. El imputado, que tenía como rasgo característico una media melena rizada, llegó a aparecer con la cabeza rapada durante una rueda de reconocimiento en los juzgados.