El juez que investiga a la joven de Alicante que, presuntamente, arrojó a su bebé por un patio interior nada más dar a luz y que pudo ser rescatado gracias al llanto que fue escuchado por los vecinos del edificio, ha considerado que ya se han practicado todas las pruebas pertinentes y ha cerrado el proceso de instrucción sosteniendo que la madre del bebé es la única implicada y responsable de los hechos ocurridos en su vivienda del barrio Virgen del Carmen aquella noche de junio de 2013.

La Fiscalía, que aún no tiene cerrado el escrito de calificación que especifica el delito cometido por la imputada, se inclina por acusar a la joven, de 26 años cuando ocurrieron los hechos, de un delito de asesinato en grado de tentativa con la agravante de parentesco, lo que supone que la madre del niño se enfrente a diez años de prisión.

Según los informes forenses, la mujer, que está en prisión preventiva por estos hechos, sabía lo que hacía, no tenía alteradas sus facultades mentales y no sufre problemas psíquicos, según indicaron ayer fuentes judiciales a este diario.

Aunque en un principio se pensó que alguien podría haber cooperado en el parto -ella residía en un piso con su hijo de tres años y otras dos personas- lo cierto es que la única responsable de los hechos, según la instrucción, es ella, cuya versión en todo momento ha sido que no sabía que estaba embarazada y que el día del parto sintió un dolor muy fuerte y tiró un trozo de carne en la taza del váter. Luego tiró de la cadena.

Sin embargo, un recién nacido lloraba sin consuelo en un diminuto patio de luces del edificio en el que vivía la chica, un estrecho impluvio para las bajantes del agua. El constante llanto, que algunos vecinos confundieron con los aullidos de un gato, consiguió alertar a los residentes y que los bomberos se desplazaran a la zona creyendo que iban a rescatar a un minino. El pequeño, aún con la placenta y el cordón umbilical, fue una gran sorpresa para todos. Llevaba casi dos días metido en una bolsa de plástico de deporte intentando vivir en ese angosto espacio de apenas un metro cuadrado. La llegada de los efectivos le salvó la vida y los mismos bomberos le calificaron como un «superviviente».

Posteriormente se produjo el arresto de la mujer, que llegó a ser atendida en el Hospital General de Alicante tras el parto, donde acudió ella misma junto a su compañera de piso alegando que tenía problemas con un tumor.

«Embarazo psicológico»

Según la investigación, la joven mantuvo oculto hasta el final el embarazo. Solamente habló, puntualmente, de un embarazo psicológico. Ni su familia, ni los compañeros de piso, ni los de trabajo sabían de su estado de gestación. Utilizaba una faja para intentar disimular la barriga y nunca comentó nada, salvo, según una vecina, ese embarazo psicológico. Alegó ante el juez que siempre tuvo problemas ginecológicos y que el día del parto fue al baño con dolores en la zona baja del vientre y que allí expulsó un trozo de carne y que tiró de la cadena, así como que no recuerda qué pasó luego. La Fiscalía, por su parte, prevé imputarle un delito de intento de asesinato con la agravante de parentesco, que lleva aparejados hasta diez años de cárcel.