Un hombre que supuestamente alquilaba habitaciones en una casa de San Vicente del Raspeig, en la que había llevado a cabo reformas para poder acoger a más inquilinos, se sentó ayer en el banquillo de los acusados por un presunto delito de homicidio imprudente al morir en su vivienda un inquilino que se electrocutó mientras se daba una ducha.

El juez considera que podría haber un descuido y dejadez en la instalación de los calentadores de la vivienda, que fue ampliada con unas obras de reforma que permitieron aumentar el número de habitaciones, según explicaron ayer fuentes judiciales a este diario. Una de esas habitaciones fue alquilada en 2008 a un hombre de unos 35 años de edad que falleció electrocutado en la ducha, al parecer, como consecuencia de la mala instalación eléctrica del calentador.

El acusado no es formalmente el propietario de la casa de alquiler, sino un allegado a la dueña del inmueble. Según las citadas fuentes, el procesado fue quien se encargó presuntamente de todo el proceso de reformas, que hizo sin los pertinentes permisos de obra según consta en el expediente judicial. Las fuentes consultadas aclararon que al ser éste el que gestionaba la casa, el instructor del caso que se siguió en un juzgado de San Vicente entendió que era el responsable de la instalación del calentador.

Durante la primera jornada de juicio, donde la madre del fallecido ejerce la acusación particular, acudieron numerosos testigos y peritos. El juez ha fijado a finales de mes la segunda sesión de la vista oral al no personarse ayer en la sala el guardia civil que realizó el atestado tras efectuar una inspección ocular en la vivienda.

El inmueble acogía a personas en alquiler en las distintas habitaciones en las que había dividido el inmueble, sin que esta actividad estuviera declarada. De hecho, la casa no tenía cartel ni una actividad pública de cara a la galería, pero el boca a boca daba a conocer la práctica de alquileres en su interior.

En uno de los arrendamientos el inquilino se quedó dentro. El hombre murió electrocutado al intentar darse una ducha, allí donde fue hallado su cuerpo sin vida. Un gesto tan sencillo y cotidiano como ducharse le costó la vida a este hombre de mediana edad. Las pesquisas apuntaron a una mala instalación eléctrica, según señalaron las citadas fuentes.

Tras la investigación, llevada a cabo por un juez de Instrucción de San Vicente del Raspeig, localidad donde ocurre el suceso, la Fiscalía formuló escrito de acusación y pidió para el gestor de los arrendamientos, pese a no ser el dueño de la casa, penas de prisión por un presunto delito de homicidio imprudente al considerar que el fallecimiento fue una consecuencia directa de la mala instalación del sistema eléctrico del calentador.