Los padres de Fernando Muñoz han emprendido una lucha contrarreloj para demostrar su inocencia y sacarlo de la cárcel, pero por ahora no han logrado que el Supremo reabra el caso de este joven alicantino de 22 años y continúa ingresado en la prisión de Villena. Un juzgado de Alicante le condenó en 2011 a más de diez años de prisión por dos robos con violencia y lesiones la Audiencia confirmó la pena. Una de las pruebas que le incriminó fue su teléfono móvil, que apareció en una cuneta junto al bolso de una de las víctimas. Hasta tres abogados han llevado el caso desde el inicio e inexplicablemente no ha sido hasta hace unos días cuando el letrado Santiago Talavera, cuarto defensor que intenta probar la inocencia de este joven, ha conseguido que la compañía Orange certifique que dos días antes de cometerse los asaltos -por los que fueron condenados Fernando y otros dos jóvenes- se recibió una llamada telefónica para bloquear su móvil porque lo había perdido. El abogado defensor realizará un segundo intento para que el Tribunal Supremo revise la sentencia al estimar que se trata de una nueva prueba que exculpa a Fernando.

Por si no bastara esta prueba, tres reclusos han llegado a confesar, bien por carta, en sede judicial o en conversaciones con el director de la cárcel, Feliciano Crelgo, y con el subdirector de la prisión, que Fernando no participó en los robos con violencia. Las gestiones realizadas por estos responsables de la prisión para identificar a los autores de los robos permitieron que el pasado año un juzgado de Alicante reabriera el caso. Sus testimonios se utilizaron para revisar la sentencia en el Supremo, pero no ha dado credibilidad a los reclusos. Uno de estos presos fue condenado por los mismos robos que Fernando y los otros dos fueron supuestamente los que participaron en los hechos, pero no llegaron a ser procesados.

En su contra Fernando tiene que las víctimas que encontraron su móvil, donde ya vieron su fotografía al abrirlo, no le identificaron en la rueda de reconocimiento realizada en sede judicial poco después de los hechos, pero sí el día del juicio un año más tarde, lo que ha tenido más valor en opinión del juzgado que le condenó y de la Audiencia. En otro robo, una víctima dijo que se parecía pero la estatura no coincidía, mientras que en otros cuatro hechos delictivos por los que fue juzgado no le reconocieron.

El caso esta rodeado de interrogantes que siembran de dudas la condena a Fernando y deja en entredicho la defensa del joven en el juicio, lo que reconocen en privado varios juristas consultados por este diario. Baste como ejemplo que Fernando alegó que el día que perdió el móvil celebró su 19 cumpleaños en el chalé de sus abuelos en El Rebolledo y la noche de los asaltos cenó en su casa con dos amigos y ya no salió. También estaban sus padres en el domicilio, pero incomprensiblemente ninguna de estas personas fue citada a la vista oral para confirmar que no se trataba de una coartada falsa.

Hasta esta causa Fernando no había tenido ninguna detención, mientras que los otros dos condenados, uno de los cuales también ha sido exculpado por los presos que salieron en defensa del joven, sí cuentan con un amplio historial delictivo. Hasta el propio juez de guardia que le tomó declaración tras su arresto ya mostraba esas dudas y le dejó en libertad.

Fernando está encarcelado desde noviembre de 2011 y además del nuevo recurso que preparan para que el Tribunal Supremo revise el caso, su abogado y su familia han comenzado a recoger firmas para solicitar la revisión de la sentencia. Una de las primeras rúbricas estampadas ha sido precisamente la de una de las víctimas de los robos, que en el juicio dijo que se le parecía mucho en la cara pero no en la estatura.

Los padres del joven, Fernando y Teresa, agradecen el gesto de esta joven y quieren que acabe cuanto antes esta pesadilla. Creen que la certificación del bloqueo del móvil de su hijo es una prueba más de que han encarcelado a una persona inocente y reclaman que el Supremo reabra el caso.

Su hijo, que trabajaba en el taller de un familiar cuando ocurrieron los hechos, también está desesperado y hace unos días le dijo a su madre que no aguanta más y si no se logra pronto su excarcelación comenzará una huelga de hambre. Su abogado ha solicitado el tercer grado al juzgado de Vigilancia Penitenciaria para que al menos pueda salir a trabajar.

Los hechos que dieron lugar a este proceso sucedieron entre la noche del día 20 y la madrugada del 21 de febrero de 2010. En ese periodo se cometieron casi una decena de robos con violencia en Petrer, Novelda y Alicante. Fueron varios jóvenes que iban simulando accidentes con un coche robado para obligar a las víctimas a detener sus vehículos y a continuación robarles. En uno ocurrido en el barrio alicantino de San Gabriel arrollaron a tres mujeres tras quitarles sus bolsos y estas fueron las que, cuando regresaban a Elda, vieron a la salida de Alicante uno de los bolsos en la cuneta. Al bajar vieron que había cerca un teléfono móvil y al abrirlo vieron la foto de Fernando y pensaron que era uno de los ladrones, aunque luego en la rueda de reconocimiento no le identificaron. El móvil acabó esa madrugada en comisaría y a la mañana siguiente la Policía de Elda localizó al padre del joven para que acudiera a recogerlo y así lo hizo. "Si era una prueba de un delito ¿cómo me lo devuelven?", se pregunta el padre mientras muestra el móvil que aún guarda. Unos días más fue detenido el joven y comenzó la pesadilla. Un cúmulo de fatalidades parece que condujeron a Fernando hasta la cárcel de Villena, cuyo director ha declarado que es la primera vez en 33 años que piensa que un penado es inocente. Los padres, que lamentan que "le han partido la vida", confían en que la verdad resplandezca al final.