"No murió nadie que no se lo mereciera". Así justificaba Juan Manuel Morales en foros de Internet la matanza de Columbine, perpetrada en 1999 en una universidad estadounidense, en la que cual dos estudiantes arrebataron la vida a trece personas antes de suicidarse.

No había levantado nunca sospechas entre los vecinos. Nadie podía pensar que había comprado material para volar por los aires la Universidad de las Islas Baleares (UIB). Era un joven solitario e introvertido, ese tipo de persona que no llama la atención. Su aspecto físico tampoco estaba fuera de lo común, de hecho estaba obsesionado con su aspecto y hacía deporte.

A sus 21 años, el mallorquín es una mezcla de odio, rencor y fanatismo. Juan Manuel se había refugiado en foros de Internet donde expresaba su violencia sin tapujos y ensalzaba a los autores de la matanza sucedida en 1999 en la Universidad de Columbine (EE UU), en la cual dos jóvenes acabaron con la vida de doce estudiantes y un profesor.

Hacía unos meses, antes del verano, había mitificado nada más y nada menos que a Adolf Hitler, tras la lectura de Mein Kampf (Mi lucha) obra del dictador alemán en el cual expone su ideología. Y Juan Manuel la había asumido como propia, llegando a obsesionarse.

Fue en la biblioteca municipal de Palma donde estudió durante semanas un ejemplar de 1939, muy poco solicitado. Como no podía llevárselo a casa, acudió al centro público a leerlo durante horas.

Actitud rascista

El chico mostró en casa actitudes racistas e incluso llegó a insultar a sus padres porque "no eran de la raza aria perfecta". A su madre le reprochaba tener una "nariz aguileña de judía". El padre del chico había tenido que declarar en febrero ante el juez después de que el chaval le hubiera denunciado por supuestos malos tratos y una agresión. El chico aseguraba que había sufrido castigos físicos desde la infancia por lo que se fue de casa y llegó a pedir una orden de alejamiento de su padre. El magistrado se la denegó. Los padres dieron una versión muy diferente y aseguraron que estaban atemorizados y que temían ser agredidos. Así, explicaron ante el juez los insultos que recibían. La agresión que aseguraba Juan Manuel había recibido pudo ser causada en un forcejeo con su progenitor, quien afirmó que nunca permitiría que pegara a su mujer. "Mi hijo no está fino: vive en su particular mundo y está obsesionado con los nazis y Hitler", señalaba el padre en febrero. Además se mostró molesto entonces porque Juan Manuel "ni estudiaba ni trabajaba. Nos hemos gastado mucho dinero en matricularle y comprarle libros muy caros y no estudia nada".

Y es que el joven había fracasado en los estudios una vez detrás de otra. Se había inscrito en el Programa de Qualificació de Programació Inicial, un curso específico para aquellos estudiantes que no han superado la ESO, en un curso de auxiliar de instalaciones eléctricas. Después superó un examen de acceso para formación profesional de grado superior en administración y finanzas, pero sólo estuvo unos meses cursándolo. Debido a sus fracasos académicos había acumulado un gran rencor hacia los alumnos universitarios. Compañeros de pupitre donde cursó sus primeros estudios ya con problemas recuerdan el trato degradante al que le sometían otros alumnos.

"Consciente

de lo que hacía"

Coral Mínguez, miembro de la junta de Gobierno del Colegio Oficial de Psicólogos de Balears, señala que desconoce su fijación contra los universitarios y que "puede deberse a su fracaso como estudiante o una frustración de sus expectativas". Añade que puede haber actuado a imitación de los asesinos de Columbine o por un rechazo hacia unos estudios superiores que nunca cursó: "Si él no pudo llegar hasta la UIB, que nadie lo hiciera", añade.

La profesional explica que el ahora detenido tiene rasgos de personalidad "paranoide" es decir "que tiene la facilidad de interpretar las acciones de los demás como un ataque personal". Aún así para la psicóloga se trata de conjeturas al no conocer en profundidad la historia del chico. Esta semana se le hará el estudio psiquiátrico, pero Coral Mínguez apunta que "creo que era muy consciente de lo que estaba haciendo. Tenía un odio manifiesto que estaba perfilando hacia la venganza. No es lo mismo que un esquizofrénico que escucha voces interiores que le impelen a realizar determinados actos".

El viernes acudió a su comparecencia ante el juez con la cara descubierta y una ligera sonrisa entre gritos de "asesino". Ya entre rejas, podría verse condenado a seguir así 28 años. La policía abortó la que podía haber sido la primea masacre de este tipo en España, por el tipo de autor y objetivo. Un perfil de homicida y un lugar del crimen hasta ahora ajeno, sólo visto hasta ahora en otros países como EE UU o Finlandia, con casos en 1989, 2007 y 2008.