Una persona introvertida con una fijación por la violencia y las ideas nazis, racistas, xenófobas y ultras. Así es Juan Manuel Morales Sierra, de 21 años, cuya intención era hacer saltar la Universitat de les Illes Balears por los aires con el mayor número de víctimas posible. Su historial académico reflejaba una retahíla de fracasos. Por este motivo había acumulado un inmenso rencor hacia todos los alumnos universitarios.

Juan Manuel expresaba su violencia sin ambages a través de internet. Antes del verano mostró un desmedido interés por Mein Kampf (Mi lucha) de Adolf Hitler. Acudía regularmente a la biblioteca del Ayuntamiento de Palma. Allí podía acceder a una versión del original. Muchas veces lo hacía acompañado por su ordenador portátil.

En su blog , Juan Manuel daba rienda suelta a todas sus ideas totalitarias. La masacre del Instituto de Enseñanza Secundaria Columbine, el 20 de abril de 1999, se había convertido en el espejo en el que mirarse. Tan solo contaba con ochos años de edad, pero los artífices de la matanza de una docena de estudiantes y un profesor, Eric Harris y Dylan Klebold, eran su modelo a seguir. Juan Manuel trataba de emularlos en todo, incluida su afición por la música de Marilyn Manson.

Juan Manuel trataba de contactar con gente para revivir la matanza de Columbine, incluido su propio suicidio. Uno de sus reclamos también era crear un grupo. Para ello presumía de sus conocimientos de guitarra.

Nunca llegó a descollar en los estudios. Hasta el punto de que en uno de sus innumerables fracasos llegó a remitir una carta amenazante al centro escolar.

Juan Manuel se inscribió en el Programa de Qualificació de Programació Inicial (PQPI), destinado a aquellos estudiantes que no han superado la ESO, en un curso de auxiliar de instalaciones eléctricas. Su periplo en esta materia duró poco tiempo. Superó un examen de acceso para formación profesional de grado superior en administración y finanzas. Tan solo permaneció unos meses en él.

En vista de que sus relaciones sociales eran inexistente, optó por enclaustrarse en su habitación y mantuvo una frenética actividad en internet. Sus intervenciones eran aceradas y de temática racista, xenófoba y nazi. También consiguió su primer éxito: una fórmula para ganar dinero. Las partidas de póquer online le proporcionaron unas ganancias de, al menos, unos 7.000 euros. Ese dinero fue hallado en su domicilio.

Fijación por la masacre

En las últimas fechas su fijación por revivir Columbine en Mallorca fue en aumento. De hecho, hizo tentativas para comprar armas de fuego de forma ilegal sin éxito. Otro tanto ocurrió al intentar obtener una licencia de armas.

A partir de este instante, se dio cuenta de que solo podía acceder a precursores de explosivos. Empezó a acumular manuales sobre cómo construir una bomba. Un mensajero le llevó nitrato amónico y otras sustancias hasta su domicilio en Sa Gerreria. La Policía abortó 'in extremis' su tentativa de masacre.