El domicilio social de una de las empresas desde la que se hicieron las supuestas contrataciones fraudulentas está en pleno barrio hernandiano de Orihuela y no hay ni rastro de ninguna empresa, tan solo un solar entre dos inmuebles.

La calle Poeta es una estrecha vía por la que no cabe un vehículo y que acaba en una sucesión de escalones que ascienden hacia el monte de San Miguel. En el extremo menos accesible está el número 13 y enfrente una vivienda sin numerar y un solar lleno de maleza y por el que campa a sus anchas una gallina con sus polluelos.

En este barrio deprimido de Orihuela en el que los niños parecen no ir al colegio en horario escolar, una mujer que no quiso dar su nombre se quejó ayer a este diario de que alguien ha utilizado su dirección. Al parecer, y según su propio testimonio, hace tiempo que recibe cartas y paquetes, incluso correspondencia certificada, a nombre de una empresa que no conoce de nada. Por eso, ha ido devolviendo las cartas en cada ocasión que aparecía el cartero.

La Policía Nacional también se ha dirigido recientemente a su vivienda preguntando por una empresa y ella no se lo pensó dos veces y respondió a los agentes invitándoles a pasar "a ver si encontraban alguna oficina".