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El juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco ha procesado a ocho acusados de asesinar y quemar con cal viva en 2004 a un supuesto narcotraficante miembro de la misma organización que ellos que se dedicaba a distribuir cocaína desde Galicia a distintas partes de España, como Alicante.

Así lo ha acordado el magistrado en un auto en el que procesa a los hermanos Miguel Ángel y Marco Antonio Fernández Rodríguez, José Jorge Durán Piñeiro, Juan Marcos Vigo Fernández, Juan Berbel Briones, Roberto González Cuevas, Manuel José Pazo Taboada y Rosa María Charlín Martínez -hija del narcotraficante José Luis Charlín- por el asesinato, con la agravante de alevosía, de Fernando Caldas.

Velasco también ha procesado por un delito de tráfico de drogas a Miguel Ángel Fernández Rodríguez, Durán y Eloy Val Carballo, así como a María Adela Vilas y Juan Rodríguez González por uno de encubrimiento.

Según el juez, la organización estaba dirigida por Durán Piñeiro, posición que mantuvo tras su ingreso en prisión, desde donde transmitía sus órdenes a Vigo Fernández, quien le pagaba los beneficios procedentes de sus operaciones.

Durán, pareja sentimental de Charlín, dueña de la tienda de telefonía donde trabajaba Caldas, ordenó por carta a Miguel Ángel Fernández que le "hiciera desaparecer" porque no cumplía sus órdenes y comportarse "de manera demasiado ostentosa", lo cual podía levantar sospechas sobre sus actividades.

Los días 14 y 15 de julio de 2004, prosigue el juez, Caldas, Miguel Ángel Fernández y Val se trasladaron a Alicante en un vehículo propiedad del primero, "especialmente acondicionado" para el transporte de drogas, "con dos habitáculos ocultos dotados de un sofisticado sistema de apertura con mando a distancia" y con las cerraduras manipuladas para permitir el acceso y que cualquier persona pueda recoger la droga pero no ponerlo en marcha.

Allí, entregaron un paquete con 10 kilogramos de cocaína a dos personas identificadas como "Aba" y "G", de los que recibieron 300.000 euros, tras lo cual regresaron a Bertamirans-Ames (A Coruña).

Miguel Ángel Fernández, cumpliendo las órdenes de Durán y Vigo, y ayudado por su hermano Marco Antonio, Berbel, González y Pazo, capturaron a Caldas el 16 de julio, cuando el fallecido acudió "confiado" al "piso franco" a recoger el dinero procedente de la venta de la droga, y le introdujeron en el maletero del citado coche.

Desde allí, Caldas pudo enviar a Vigo dos mensajes desde su móvil -que sus captores no habían descubierto- advirtiéndole de su secuestro, bien porque "consideraba erróneamente" que éste no había participado en el mismo o bien porque "sabía que tenía cierta ascendencia" sobre el resto.

Vigo advirtió a sus compañeros, que arrebataron el móvil a la víctima, le trasladaron a un lugar indeterminado e hicieron desaparecer su cadáver quemándole con cal viva.

Seguidamente, Miguel Ángel Fernández huyó en el coche del fallecido desde Santiago de Compostela hasta Vigo, donde lo hizo desaparecer, y recogió otro vehículo que le facilitó su hermano, quien posteriormente se dirigió al domicilio de Vilas, quien, según Velasco, junto con Rodríguez, declaró "falsamente" en su favor proporcionándole una coartada.

El 17 de julio, Val, por orden de Fernández, retiró el dinero del coche utilizado por la organización, lo limpió de las posibles huellas que tuviera, se deshizo del mando a distancia que abría el habitáculo y del saco que contenía la cal usada con Caldas.

Posteriormente, Val ingresó en la cuenta bancaria de la esposa de Miguel Ángel la suma de 30.000 euros y éste, a su vez, dio una cantidad "indeterminada" a Charlín.

Finalmente, Miguel Ángel, Berbel, González, Vigo y Charlín informaron a los padres de Caldas de su desaparición, quienes lo denunciaron en la comisaría de Villagarcía de Arousa aunque "ocultaron a la Policía datos relevantes", ya que previamente habían estado en el domicilio de la víctima, de donde retiraron una máquina de contar dinero, 15.000 euros y cantidades indeterminadas de droga.