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Jorge Flores: "Tenemos que resistir el encanto de las pantallas inteligentes"

El director de la iniciativa Pantallas Amigas recomienda ajustar el uso de tecnología tras el "atracón" del confinamiento

Jorge Flores: "Tenemos que resistir el encanto de las pantallas inteligentes"

El programa de educación digital que fundó este informático en 2005 ha detectado que los 100 días de confinamiento han aumentado nuestro (ya de por sí elevado) uso de tecnologías. Propone aceptar que internet es el nuevo azúcar y que debemos aprender a disfrutarlo sin sustituir con él actividades más saludables.

Les preocupa que el atracón digital, justificado en la cuarentena, pase a convertirse en un hábito. ¿Qué es la desescalada digital

El fondo de la campaña es plantear la necesidad de revisar los nuevos hábitos adquiridos. En este tiempo indeterminado, de incertidumbre y de cambio nos hemos apoyado mucho soluciones digitales de educación escolar, de trabajo y para relacionarnos. Es muy difícil imaginar un confinamiento sin internet, pero al prolongarse los usos han podido convertirse en vicios ahora que podemos hacer otras cosas más saludables. Ahora, tras el atracón, se trata no de hacer un régimen milagroso, sino de comer bien. Al final se trata de preguntarnos qué parte del uso de pantallas quiero hacer y qué parte es inercia acumulada.

¿Tiene algún dato que demuestre un mayor consumo?

Lo sabemos por lógica pura y por indicios, pero no ha habido tiempo para elaborar datos. Este cambio es algo que todos hemos experimentado. También hemos recibido llamadas de familias que están un poco más preocupadas por los abusos de pantalla de los menores. El horario menos estricto ha podido alargar los tiempos de uso.

Estamos abusando de la tele, el ordenador, la tablet y el móvil ¿Tienen los mismos efectos para la salud y el bienestar las pantallas interactivas que las pasivas?

No. Cuando no hay interacción hay menos implicación. Por otro lado, la pantalla de televisión no puede acomodarse a nosotros y tiene menos recursos para llamar nuestra atención. No puede poner unos colores u otros en función de quiénes seamos o la hora en que la miremos. Son pantallas tontas: Las inteligentes tienen más poder, porque están siempre a mano y saben cómo llamar nuestra atención. Nos tenemos que resistir a ese encanto. Especialmente si hablamos de personas con un desajuste emocional, porque se convierten en un bálsamo, un refugio y una recompensa.

Seguramente hemos entrenado con más intensidad estos meses a los algoritmos que optimizan esa experiencia digital...

Hemos aportado más información a nuestro perfilado pero también puede que hayamos tenido comportamientos anómalos que tampoco nos identifiquen o que hayamos descubierto nuevas facetas de nostros mismos. Creo que es más significativo el que hayamos accedido a algunos servicios y a prácticas como el sexting o a portales de contactos que de común no usamos. Que hayamos entrado en prácticas de riesgo o que nos hayan colado a una app oportunista en este contexto. La cultura de la privacidad es importantísima, debe ser una lucha inteligente y que se inicie a corta edad. Podemos tener un Reglamento de Protección de Datos, pero si después etiquetamos al vecino en las fotos no sirve. La privacidad depende de nosotros, de los demás y de las plataformas.

¿Cómo podemos autoevaluar nuestra adicción digital?

Para que algo suponga un problema tiene que darse a lo largo del tiempo. Tiene que afectar al desarrollo habitual de nuestra vida: al sueño, a las relaciones con otras personas, al cumplimiento de nuestras obligaciones. Nos daremos cuenta de que vamos a llevar peor el consumir menos o no poder consumir.

Hacer ese diagnóstico puede ser difícil para un adulto ¿Cómo facilitamos la "desintoxicación" de los niños y adolescentes?

Me he encontrado muchos talleres a los que iban hijos con sus padres y ambos eran conscientes. Solemos verlos como una proyección mejorada de nosotros y puede costar verlo, pero si le ponemos ganas vamos a poder ayudarles. Seguramente sepan escuchar la argumentación que tenemos: saben que las pantallas están hechas para robarnos la atención aunque no tenemos que renunciar a ellas, igual que entienden que hay comidas muy apetecibles que están llenas de azúcar. Darles herramientas para hacer un control objetivo, como apps que miden desbloqueos o uso del móvil, puede ser muy útil una vez sensibilizados. Si hoy has desbloqueado 200 veces y al día siguiente 230, tendrás que bajar de eso. Ya no eres el padre plasta que dice siempre lo mismo, porque hay datos. Otra cosa importante es dar ejemplo, para tener autoridad moral y demostrar que es algo que vale la pena y, por tanto, me lo aplico.

Es difícil escapar de la pantalla: ordenador, tele y luego el móvil para cuando no trabajamos o comemos. Pasamos la mayor parte de nuestro día pegados a una. ¿Cómo podemos romper esa cadena?

La cuestión es que seamos conscientes de cuándo y para qué las usamos. De si eso es lo que queremos hacer o si lo hacemos como el que saca la pistola en cuanto oye un ruido: En el momento en que tenemos la cabeza desocupada, como si no supiéramos estar con nuestros mismos, sacamos el móvil. Podemos procurar que nuestra dieta digital sea más rica y variada. Si tenemos dos horas para videojuegos, juguemos a tres distintos en vez de a uno, que seguro que nos aportarán más cosas.

¿Han notado aumento de los casos de sextorsión o ciberbullying?

Bueno, esto es como la Operación Salida, cuantos más coches en la carretera, más problemas. Datos no tenemos pero sí es cierto que la gente ha recurrido más al sexting con personas conocidas y desconocidas. Además, con más convivencia escolar online ha habido más ciberbullying, también por las dificultades de supervisión de los docentes.

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