El milagro bíblico de convertir el agua en vino era casi religión en Pinoso durante muchos años. Concretamente hasta finales de los años sesenta, hasta entonces el agua potable se racionaba y se suministraba a los vecinos con cartilla. Se decía que antes se ofrecía un vaso de vino que uno de agua, por la escasez que había. Poco podían hacer cinco fuentes para 5.000 vecinos y las colas de personas con cántaros a cuestas fue una postal habitual del pueblo. En 1970 ya empezaba a disminuir, se habían construido más fuentes y los trenes de sondeo trabajaban a destajo en el paraje "El Paredón". Aun así, llevar el agua potable a las casas suponía 12 millones de pesetas. Se buscaba financiación.

Mientras, Rojales se sumaba a la industrialización para no perder vecinos. En los próximos meses iban a abrir cinco fábricas que darían trabajo a 200 operarios. Eran muy variadas: de cartonaje, de envases de madera para frutas y verduras, de conservas vegetales y de estructuras metálicas. Además, la noria del puente sobre el río había despertado el interés de los americanos por su antigüedad (172 años), pero el pueblo no la vendió por su significado simbólico. En la Vega Baja brillaba la producción de algodón y se estimaba que se distribuirían 200.000 kilos por todo el mundo.

Quienes habían levantado la voz eran los ganaderos alicantinos por la inminente apertura de la central lechera de San Vicente del Raspeig. Su puesta en marcha suponía un gran avance cara al público pero a los ganaderos no les salían las cuentas (les darían 6.75 pesetas por litro) y decían que los precios no eran rentables: "Preferimos sacrificar las vacas". En Mutxamel se apuntaban al turismo británico y europeo y preparaban un campo de golf modélico, el mejor de España. Para ello habían adquirido tres millones de metros cuadrados cerca del Pantanet y se iban a gastar 570 millones de pesetas.

Alicante ciudad, por su parte, olía a vacaciones de Semana Santa. Esos días se anunció la apertura de la segunda sucursal urbana de Correos, que se iba para Carolinas. También abrirían en verano estafetas en la Albufereta y en San Juan. Esa semana, la mejor carta la había recibido la oriolana Mari Lola Pérez Sanchis, que había sido elegida Maja de Alicante para el certamen nacional de Majas que se iba a celebrar en la capital de la Costa Blanca. María Llobet era elegida como Maja de Levante.

La Santa Faz entraba en escena, con una peregrina nutrida, aunque a años luz de lo que se convertiría en el siglo XXI. En 1970, todavía carriles abiertos al tráfico y ni amago de botellón, todo pecados veniales. Mucho rollo de anís y fondillón por el camino y fiesta, feria y garrapiñadas al llegar.

En deportes, el Elche daba un paso de gigante hacia la permanencia con su victoria ante el Granada. El técnico Néstor Rossi tuvo un altercado con el público y hubo de intervenir la fuerza pública. Lezcano fue el autor del 1-0, en un remate de córner batió a Ñito, célebre portero de la época, famoso por sus habilidades con los pies y por levantarse del suelo sin usar las manos.