Encerrados, sin vías de escape, tele trabajando con niños en casa, 24 horas juntos... ¡qué os voy a contar! La situación es la misma, o prácticamente la misma para todos. Cuidar la relación de los miembros de la familia se vuelve fundamental si queremos mantener un buen clima familiar y, aunque no hay recetas mágicas, sí hay un ingrediente fundamental: la comunicación.

La forma en la que nos dirigimos al resto, en la que pedimos las cosas, en las que mostramos nuestras necesidades y, por supuesto, la forma en la que el resto haga lo propio con nosotros, hará que esta relación se resienta o, en cambio, se fortalezca.

En este vídeo, la socióloga y educadora Alba Castellví nos ofrece 3 herramientas para mejorar esta comunicación y, en consecuencia, reforzar los vínculos familiares.

- Antes de criticar, elogiar

Madres y padres tenemos la obligación de corregir aquellas conductas de nuestros hijos que no son correctas. Muchas veces, la forma en la que criticamos esa conducta que queremos cambiar no es la más correcta, pues resulta ofensiva para quién recibe la crítica. Un método infalible, según dos dice Alba, es "hacer un elogio antes de la crítica". De esta forma, el discurso no es todo negativo, y la persona que lo recibe no se pondrá inmediatamente a la defensiva.

- En lugar de dar órdenes, preguntar

¿Qué te tomarías mejor, qué alguien te preguntara si te has acordado de tender la ropa o, en cambio, te dijera: tiende ahora mismo la ropa? Pues lo mismo les ocurre a nuestros hijos que, además, suelen ser el blanco de la mayoría de las órdenes que damos a lo largo del día y que, según creen, van tomándose peor que les digamos lo que tienen que hacer. Si transformamos estas órdenes en preguntas, seguro que no se sienten tan atacados y acaban haciendo eso que tanto queremos que hagan.

- Señalar aquello que funciona

Esta técnica también es conocida como la técnica del refuerzo positivo. A todos nos gusta que nos reconozcan cuando hemos hecho algo bien. Nuestros hijos no son menos. A ellos les encanta vernos contentos, felices. Si sienten que algo de lo que han hecho nos ha gustado, no dudarán en repetirlo. Además, ¿por qué nos cuesta tan poco decir lo que está mal y tanto lo que está bien? ¿Y si le damos la vuelta?

"Comunicarnos mejor se traduce, inmediatamente, en mejores relaciones", nos dice Alba. ¿Nos ponemos a ello?