La RAERAE ha escogido una serie de palabras que caracterizarían este año 2019 que acaba de terminar. Entre ellas, la palabra clima. De entrada la definición de clima que hay en el diccionario de la Real Academia no es correcta. Ni incluso su etimología. Clima es inclinación. Inclinación de los rayos del sol sobre un lugar de la Tierra en un momento del año. Cada lugar del mundo conocido, en época griega, pertenecía a un «clima» o «klimata» que se denominaba en virtud de la ciudad más importante existente en esa banda latitudinal. Conforme avanzaron los siglos, los klimatas fueron aumentando, porque se iban añadiendo más territorios al mundo conocido por el ser humano. Por tanto, clima es iluminación del Sol en un territorio, que es distinta, claro está, en cada latitud geográfica. Tampoco es del todo correcta la primera definición que aparece en el Diccionario. Clima no es el conjunto de condiciones atmosféricas que caracterizan una región, porque esas condiciones son cambiantes a diario y el clima es más o menos estable, aunque experimente cambios progresivos como lo hace en la actualidad. Clima es el ambiente permanente que se da en un territorio. Y ese ambiente se define por unos rasgos de temperatura, precipitación, presión, viento, humedad, radiación o insolación, que se dan durante un periodo suficientemente largo de tiempo. Está muy bien que el clima sea un término de moda. Pero ese vocablo debe estar bien definido, si no, nuestro idioma pierde rigor y la sociedad no se forma bien.