Hay varios pasos por los que se puede saltar de Brasil a Uruguay. El que yo elegí para hacerlo fue el de Chuy, un pequeño rincón fronterizo que tiene una parte en cada uno de los países. Hasta aquí se acercan muchos brasileños a comprar productos sin impuestos. Es curioso. En un lado de la calle se pueden leer letreros con nuestra valenciana 'ç' y con eñes en forma 'nh' , mientras que en el de en frente asoma el clásico 'Tío Pedro'. Apenas una mediana separa las dos naciones.

Mi objetivo era entrar a el país del sol. Y todo parecía ir bien hasta que un policía me vio cara de extranjero en el control fronterizo; me dejó pasar el coche, pero me pidió que entrara a migraciones antes de seguir. Yo ya estaba en Uruguay pero a falta de un aprobado.

Al principio no tuve problemas. La chica de migraciones me dio el okay y pasó el siguiente de la fila: mi amigo Víctor, un brasileño con el que estudié hace unos años en Italia. A Víctor no le dejó pasar. Le dijo que su documento -un papel transitorio que no tiene la validez del pasaporte- no era suficiente. Y que, por lo tanto, tenía la entrada prohibida.

Teníamos muchas ganas de conocer la tranquilidad de Punta del Diablo y la noche de Punta del Este y estábamos frenados en la frontera por un trámite. Habíamos hecho muchas horas en coche para llegar hasta allí, ¡y los dos éramos legales! Después de un debate tenso y con el coche ya al otro lado de la barrera, tomamos una decisión que me costó un buen rato de mirada al retrovisor.