Dolors Molas Font, profesora de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Barcelona y coordinadora del Grupo de Estudios de Mujeres y Género en la Antigüedad “Tácita Muta”, repasa las formas en las que la dominación masculina se ha expresado a lo largo de los siglos, desde la antigua Grecia.
-Usted contempla la violencia de género desde el punto de vista del poder.
-Yo trabajo el mundo antiguo y las violencias sobre las mujeres en el mundo antiguo. Desde que tenemos los primeros textos de la literatura griega, que son los primeros de la literatura europea, en el siglo VIII antes de Cristo, está documentada la violencia contra las mujeres, como un ejercicio de poder y control del dominio masculino, del patriarcado.
-¿Nunca ha habido sociedades igualitarias? ¿Por qué surge el patriarcado?
-El patriarcado es una construcción social, quiere decir que no es eterno, pero vivimos en un mundo en el que el patriarcado está globalizado. Lo importante es que si el patriarcado es una construcción lo podemos deconstruir. Se basa en el prejuicio de que las mujeres somos inferiores por naturaleza, y esto son ideas para la dominación masculina. Se intuye que en la Creta del segundo milenio antes de Cristo las relaciones eran distintas, no había relaciones de desigualdad. Pero, atención, porque el concepto de igualdad es muy moderno.
-Los primeros textos escritos ya incluyen referencias a la violencia contra la mujeres.
-En La Iliada y La Odisea de Homero la violencia contra las mujeres ya esta muy consolidada, eso quiere decir que ya venía de mucho antes. Recogen distintas formas de violencia contra la mujer: la sexual, la física, lo que llamamos simbólica…
-¿Tiene que ver con el control sobre la natalidad?
-No diría que sea el origen, pero sí que debe tener que ver con la maternidad: la capacidad de dar la vida es patrimonio exclusivo del sexo femenino. En los mitos griegos lo que vemos es la envidia del parto. Una forma de adueñarse de ese poder es el patriarcado. ¿Qué apellido llevamos? El del padre. El patriarcado es un edificio de poder para demostrar que los hijos son de ellos. Las mujeres dan la vida, sí, pero los hijos son nuestros dicen los hombres.
-¿Puede ser que el patriarcado prosperara porque alguna vez fue útil?
-Para los hombres sí. Mire quien tiene el poder en las sociedades. El patriarcado se adapta para seguir manteniendo el poder. El sistema capitalista es muy masculino y muy patriarcal, y el neoliberalismo aún mas. ¿Por qué se demoniza a las feministas? Porque nos rebelamos contra ese poder. El auge de Vox va por aquí.
-¿Qué piensa cuando escucha a una mujer, en un foro democrático, diciendo que las mujeres se empoderan cosiendo botones?
-Es el éxito extremo de la violencia simbólica, cuando la persona dominada asume y hace suyo el discurso del dominador. Esas son las mujeres de Vox. Hay mujeres que son pilares del patriarcado.
-Hay muchas mujeres así, era lo común en anteriores generaciones.
-Esto es otra cosa, nuestras madres y abuelas no tenían otros modelos, no sabían qué era el feminismo. Decían: “soy ama de casa y estoy muy contenta”, pero luego añadían: “si hubiera divorcio me divorciaría” o “tú lo que has de hacer, hija, es tener una profesión y ser independiente”. Si rascas, ves que eran unas rebeldes. Nada que ver. Las mujeres de Vox son de casas ricas y el discurso de su dominador les da ventaja social. Quizás sean mujeres llenas de miedo. Pero bueno, Vox es un movimiento de hombres, de machos.
-La violencia de género es una expresión de poder.
-Si, a los hombre se les ha educado para mantener en la esfera del poder, estar en el ámbito público y familiar, y cuando se sienten frustrados y mal terminan matando a las mujeres.
-¿Qué futuro le augura al patriarcado?
-Falta la revolución masculina, nosotras ya la estamos haciendo, desde la Revolución francesa. Como no cambien los hombres… En el pasado no se planteaba esto de las nuevas masculinidades. Hay una masculinidad tóxica que a nosotras nos mata pero a ellos también les hace mucho daño.
