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Ante el reto del envejecimiento

La revolución de los 'viejenials': la cuarta edad se consolida en España

El aumento de personas mayores de 80 años obliga a reestructurar el sistema sanitario y económico, advierten los expertos

En 2050 habrá más de 100.000 centenarios en España. Shutterstock

Nuestra esperanza de vida se ha incrementado de manera imparable en las últimas décadas y la sociedad está comenzando a dar los primeros pasos para asimilar este envejecimiento. Las previsiones del Instituto Nacional de Estadística apuntan a que, de aquí a 2050, pasemos de las 11.000 a las 109.000 personas centenarias en España. En esa fecha, además, un tercio de los españoles tendrá más de 65 años y la esperanza de vida aumentará 2,5 años para las mujeres y 1,9 para los hombres.

Los avances médicos y la cultura del envejecimiento activo tienen mucho que ver con el 'boom' de personas centenarias. Mientras que la vejez es un concepto que antes se asociaba con la edad de jubilación o la entrada en el Imserso, lo cierto es que de un tiempo a esta parte se reserva para quienes se acercan a la barrera del siglo. Los sociólogos ya han puesto nombre a este nuevo rango poblacional, al que denominan como la cuarta edad y que incluye a los mayores de 80 años.

Ya no se es viejo, sino 'viejenial', un término que las nuevas generaciones de mayores han adoptado con entusiasmo por captar sus ansias vitales. Y es que este colectivo, que siempre ha destacado por su sabiduría y experiencia, está cada vez más preparado a nivel formativo. Dominan las nuevas tecnologías, utilizan las redes sociales, hablan inglés y otros idiomas, practican deporte y mantienen una vida sana. También cuidan sus relaciones sociales, disfrutan de su tiempo de ocio y no han perdido ni un ápice de su espíritu reivindicativo y revolucionario.

Las actividades para promover el envejecimiento activo tienen mucho éxito entre los mayores.Shutterstock

La economía del envejecimiento

En torno a este colectivo se han creado un sinfín de empresas que promulgan el envejecimiento activo. El 25% del PIB de la Unión Europea está vinculado con la economía sénior y en 2025 supondrá casi el 40% de los empleos, según un estudio de la OCDE. Y es que los productos y servicios dirigidos a los mayores van 'in crescendo'. La economía de las canas, también llamada 'silver economy' o 'economía plateada', abre nuevos espacios de mercado y supone un incremento para el consumo.

"En ella, se incluyen todas aquellas oportunidades derivadas del impacto económico y social de las actividades realizadas y demandadas por la población mayor de 55 años", como seguros, alarmas, residencias o servicios de asistencia sanitaria, tal y como indica el economista David Cantarero, coordinador de la estrategia frente al reto demográfico en Cantabria impulsado por la Universidad de Cantabria.

Recientes estimaciones indican que la economía sénior en España supone un impacto económico, tanto en términos directos como indirectos, de en torno a un 40% del consumo total del país. "Además de exigentes, son consumidores con más experiencia y ética en sus acciones", advierte este experto. En su opinión, "este grupo de mayores son ya una nueva capa social con buena salud, en plenitud de capacidades y con una amplia experiencia. Si a eso le unimos su extensa capacidad de compra y les consideramos hipotéticamente como si de un país se tratase, el resultado de ese nuevo país de personas mayores tendría un PIB equivalente incluso a la cuarta economía del mundo".

La autonomía

Entre sus principales preocupaciones está su independencia económica y su estado de salud. Salen a las calles reclamando un sistema digno de pensiones, para ellos y para sus nietos, pero también exigen mayor gasto en sanidad y una ampliación de las partidas destinadas a servicios sociales y a la ley de dependencia.

Puesto que la edad no marca la brecha social, sino su estado de salud. "Una persona de 95 años puede tener una vida activa y saludable e incluso seguir conduciendo todavía, o tener 70 años y una demencia senil, como Alzheimer, u otro deterioro invalidante", explica Josep París, especialista en enfermería geriátrica y gerontológica.

Los expertos piden que los cuidados sean el centro del sistema sanitario.Shutterstock

Pero... ¿el sistema actual está preparado para responder a las necesidades y demandas de este colectivo? A nivel asistencial, el envejecimiento es "uno de los principales retos" a los que se enfrenta la sanidad española, advierte París, que alerta de que "las carencias de este sistema son muy discriminatorias".

El edadismo

En muchas ocasiones, nuestros mayores se sienten apartados o discriminados por su edad, lo que se conoce como edadismo, término acuñado en 1968 por el psiquiatra Robert Butler basándose en los prejuicios y estereotipos existentes con respecto a este colectivo. Quieren "sentirse útiles" en una sociedad "que vive de espaldas al envejecimiento y la dependencia", indica París. "Estamos habituados a estándares y cánones de personas jóvenes que tienen que ser esbeltas y cuando se les cae el pelo es mal visto… Envejecer no está reconocido socialmente", critica.

Hacia una sociedad cuidadora

"Es curioso que en España, con una población muy envejecida y con una de las esperanzas de vida más altas del mundo, no sea una sociedad cuidadora", subraya este experto, que ha trabajado como gerente del Colegio Oficial de Enfermería de Barcelona, director de la residencia asistida y el centro de día Santa Rosa y supervisor y enfermero en el Hospital de Mollet del Vallés de Barcelona.

Los 'viejenials' disfrutan de la vida y son consumidores exigentes.Shutterstock

Y es que sólo hay que echar un vistazo a los datos para ver que España está a la cola de Europa con respecto al número de profesionales de enfermería por habitante. "Por un lado, hacen falta más profesionales, porque no se tiene todo el soporte necesario para las personas que están en una situación de alta dependencia. Eso hace que muchos mayores pasen muchas horas solos o no reciban todos los cuidados que precisan", destaca.

Por otro lado, señala, "estos profesionales sufren discriminación. El sector de las residencias es el pariente pobre del sector de la salud. Los convenios laborales les penalizan, porque se cobra mucho menos en una residencia que en un hospital teniendo la misma categoría profesional", denuncia.

En este escenario, cobran especial relevancia los cuidadores no profesionales. "Todos esos familiares, que en muchas ocasiones tienen que dejar de trabajar para poder cuidar de su madre, su padre o su hermano mayor en casa, porque el sistema no ofrece suficientes plazas o la ley de dependencia llega tarde o llega mal", lamenta París, coautor del libro 'Cuídate. Quince vivencias personales de cuidadores' (Plataforma Editorial), que apuesta por "dedicar recursos que pongan los cuidados en el centro del sistema".

Es necesario apostar por medidas transversales, en las que se aborde toda la dimensión social del envejecimiento, que "incluyan políticas fiscales en las que se destinen más recursos para protección social y políticas educativas para que no exista una brecha digital en las personas mayores", destaca Cantarero.

"Para 2025, en muchas regiones superaremos ya los 2.000 euros de gasto sanitario por persona, por lo cual hay que redefinir toda la financiación del gasto social asociado al envejecimiento y aún estamos a tiempo de hacer los deberes en ese campo. pues vivimos en un escenario que hace años ya se había proyectado: el del 'envejecimiento acelerado', con bajadas de la natalidad del 35% en estos últimos años en muchas regiones, además de un crecimiento vegetativo negativo que dificulta el tan necesario reemplazo generacional", concluye este experto.

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