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Infancia

Superbebés: El afán por criar niños perfectos

Padres y madres cargan a los más pequeños de actividades para que sean los mejores - "Los bebés lo único que necesitan es amor", dice la psicóloga Alicia Banderas

La sobreestimulación en la infancia está a la orden del día. SHUTTERSTOCK

Si un millenial se para a pensar en su infancia probablemente recuerde muchas horas de calle, bicicleta, barro, escondite y pilla pilla. También rememorará aquellos momentos en los que su madre salía a la ventana y le gritaba que ya era hora de subir, que la cena estaba en la mesa. Puede que tenga algún instante grabado de aquel cine de verano al lado de la playa, de los partidos de fútbol en el patio del colegio o de jugar a las cocinitas con hierbas y barro de los columpios de detrás de su casa. Bonitos y memorables recuerdos que muchos de los que hoy en día están en los primeros años de su vida no atesorarán. Por su parte, será el chino mandarín, la natación, el kárate, el solfeo, el inglés, el baile, el teatro y las pantallas los que marquen una infancia llena, repleta, de estímulos.

ESTIMULACIÓN TEMPRANA

La atención temprana consiste en proporcionar al bebé y al niño las mejores oportunidades de desarrollo físico, intelectual y social para que sus capacidades y habilidades le permitan ser mejor de lo que hubiera sido sin ese entorno rico en estímulos intelectuales y físicos de calidad. Incluye un conjunto de actividades que pueden ser aplicadas desde el nacimiento hasta los 6 o 7 años.

Estímulos que en palabras de algunos especialistas se han ido de madre para convertir a los más pequeños de la casa, desde la cuna, en superbebés que van directos a la carrera del triunfo, el saber y la perfección. O eso creen los padres. "Los niños sobreestimulados son aquellos a los que se les expone a estímulos de manera excesiva o muy precoz, antes de que su cerebro esté preparado realizan tareas complejas y esto genera dificultades o deficiencias en la capacidad de aprender", explica con detalle la psicóloga Alicia Banderas, autora del libro 'Niños sobrestimulados' que además añade que "les apuntamos de forma muy temprana a actividades que muchas veces ni siquiera desean o han elegido. Casi sin cumplir los 2 años ya estudian idiomas, inglés, pintura, natación, estimulación musical... tareas que además están muy estructuradas y muy planificadas, cuando realmente lo que los niños necesitan en esa etapas de la vida es el juego libre para fomentar su desarrollo, creatividad e imaginación. Es en esta época cuando les toca ser niños".

Las clases de estimulación temprana, por ejemplo, son otro de los temas que tiene divididos a los especialistas. "Por un lado, parece que cuantas más actividades mejor, ya que los padres no están en casa porque trabajan mucho, un poco al estilo americano, cuanto más mejor para empezar a desarrollarse y ser alguien en la vida. Está bien, el panorama ofrece muchas actividades para niños pequeños, pero creo que se está exagerando. Que un niño tenga una agenda igual que los padres es mucho. No por la actividad, que es buena y las hay a su medida, pero hay que tener en cuenta el estrés y, en paralelo, el hecho de que los niños ya no tienen tiempo libre y no se aburren, algo que es muy importante para desarrollar la imaginación y la creatividad, y ahí descubren lo que les apetece", señala Francesca Cassisa, psicóloga educativa. Para ella, una cosa es la carga de actividades de todo tipo y otra la estimulación temprana o los idiomas, por ejemplo. "El bilingüismo desde bebés es muy positivo y la estimulación temprana no les hace daño", agrega.

"Los niños tienen que estar con su padres, con sus cuidadores, con una figura de referencia con la que aprender, que le ponga palabras a las emociones, que les haga cosquillas y les de abrazos"

Alicia Banderas - Psicóloga

Ante una época en la que la conciliación laboral y lo frenético del día a día se han convertido en la premisa más habitual, los padres tratan de iniciar una carrera por convertir a sus pequeños en los mejores desde la cuna sin ser conscientes, en muchas ocasiones, de que para los más pequeños lo sencillo y básico es lo primero. "Parece como si los niños no hacen todo esto no es productivo. Los padres y madres, ahora mismo, tienen afán de que sus hijos sean los más inteligentes, adquieran habilidades, capacidades... en una carrera que no sé muy bien hacia dónde lleva sometiendo a los niños a vivir una infancia que posiblemente no les corresponde", sentencia Banderas, que tiene claro que "de 0 a 3 años, los niños tienen que estar con su padres, con sus cuidadores, con una figura de referencia con la que aprender, que le ponga palabras a las emociones, que les haga cosquillas y le de abrazos, que juegue...".

"Hay actividades, como la estimulación temprana, que van según su edad y pueden ayudar al desarrollo de cada etapa. En general, lo mejor es el tiempo de calidad con los niños"

Francesca Cassisa - Psicóloga educativa

Por su parte, Cassisa tiene claro que "su desarrollo cerebral no se ve perjudicado por las actividades, todo lo contrario, lo que falla es la parte emocional. Esto le viene mal al niño y a las familias, ya que crea estrés y también exigencia en el niño". Aunque asegura que "hay actividades, como la estimulación temprana, que van según la edad y pueden ayudar al desarrollo de cada etapa. En general, lo mejor es el tiempo de calidad con los niños. De 0 a 3 años se deberían realizar actividades muy poco estructuradas".

Pantallas

Niños sobreestimulados

Sabemos que la ausencia de estimulación en un niño puede traer daños en el desarrollo de su cerebro y, por tanto, en su aprendizaje. Pero actualmente tenemos un gran afán por sobreestimular a nuestros hijos para que sean mejores o más inteligentes. El ímpetu que muchos padres tienen para que sus hijos adquieran mayores destrezas, habilidades y capacidades, lejos de perseguir este objetivo, puede mermar su salud.(192 pág. | 16,95€)

Así pues, los factores que influyen a la sobrestimulación de los más pequeños son muchos y diversos. Según Banderas, entre los últimos cinco o diez años el modelo de familia ha cambiado tanto que "los niños en consulta me dicen que quieren estar más tiempo en casa o en el parque. Decidí escribir mi libro porque a mi alrededor veía a todos los padres como locos para hacer cosas con sus hijos, llegaba el fin de semana y se cargaban de actividades, con niños muy pequeños con mucha actividad y de ocio y también programada". Y aunque reconoce que hacer cosas con los hijos es algo maravilloso, tiene claro que el ritmo de vida al que se somete a los chavales, sobre todo en las edades más tempranas, tiene sus consecuencias."En los primeros años de vida necesitan cosas básicas. No hace falta que vayan a clases de desarrollo psicomotor, por ejemplo, si no tienen ningún problema y ahora, de hecho, se les lleva a que se muevan de un lado para otro y es demasiada estimulación innecesaria".

Además, las pantallas se han convertido en niñeras improvisadas que tampoco ayudan al desarrollo de los niños. "El estrés en niños está más acusado ahora, estamos perdiendo el juego libre y al aire libre, a menor tiempo de juego mayor depresión. Hay una crisis del juego, de hecho, otro efecto de la estimulación es que se les expone a pantallas de forma innecesaria. Pasan muchas horas ante estímulos muy frenéticos y de gran impacto visual en edades muy tempranas".

Pese a todo, los propios menores, incluso siendo bebés, tienen la capacidad de defensa para que su cerebro no se estropee ante tanto estímulo. En palabras de Banderas, hay que tener mucho cuidado porque "no sabemos las consecuencias en el cerebro de tanta estimulacón a corto plazo, pero "si programas su vida aniquilas su imaginación, baja la creatividad, hay desmotivación porque no dejas al niño descubrir por sí mismo lo que le gusta, no es el protagonista de sus creaciones, no genera el gusto por aprender. Y también cuando se sobreestimulan demasiado genera bloqueo y estrés". Algo que comparte su compañera Cassisa, que ve cómo el estrés es la principal consecuencia de la estimulación en grandes dosis.

Ambas psicólogas reconocen que hace falta más tiempo de juego./SHUTTERSTOCK

Por otro lado, que los padres crean que lo saben absoltamente todo también es una de las razones que llevan a los niños a tener una agenda más apretada que sus propios progenitores. "Estamos ante la generación de toda la historia de la Humanidad más estimulada, con acceso a todo gracias a la tecnología. También sabemos cómo funciona el cerebro de los niños, sabemos cómo enseñarles mejor, sobre su desarrollo... como esto está democratizado los padres quieren hacer lo mejor, pero esto es como la dinamita, está muy bien para volar material pero cuando se usa para una guerra es negativo, por lo que si la información la dosificáramos y la empleáramos bien fenomenal, pero los padres han generado ese afán porque los hijos sean los mejores... con la intención de que podemos hacerlo todo llevamos a los niños por un camino menos natural", asevera Banderas. "Hoy en día como sabemos o creemos saber qué es lo mejor, entramos en una carrera que hace que ellos no exploren el mundo por sí mismos", concluye.

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