Alberto Chicote puso contra las cuerdas, en su programa 'Te lo vas a comer' dedicado a la comida en el ejército, a la empresa concesionaria Dulcinea. La reunión con sus máximos responsables no dejó lugar a dudas: sabían que lo estaban haciendo mal. Cuando Chicote les iba poniendo las pruebas físicas de su mala práctica encima de la mesa, no veíamos sorpresa sino vergüenza, molestia, nervios, rechazo y falta de confianza en el discurso propio cuando trataban de contestar al chef.

Éste es el vídeo que he analizado:

Ya en la recepción que hacen a Chicote, nos puede llamar la atención la actitud de Carlos, el responsable de colectividades de Dulcinea:

Min. 2'09: mano izquierda y gesto adaptador con la derecha. En un contexto de cierta hostilidad, la mano en el bolsillo puede ser un indicador de no querer mostrar las intenciones o tener algo que ocultar. El gesto adaptador responde a una necesidad de sentirse más cómodo, porque la situación le agrede.

Min. 2.13: resulta curioso que Carlos se mantenga en el escalón superior, con lo que su altura queda muy por encima de la de Chicote. Esto no lo hace Vanesa, la gerente de Dulcinea, que sí baja. Se trata de una conducta habitual sobre todo en los hombres en situaciones de conflicto: tratan de mostrarse más grandes que su rival (esta conducta se extiende a otras especies animales, no es exclusiva de los humanos). Además, en este momento, Carlos ya ha optado por meter ambas manos en los bolsillos del pantalón.

Min. 2'18: al decirle Chicote que está haciendo un reportaje sobre la comida en los cuarteles, Carlos se lleva la mano a la boca, tapándola. Este gesto vuelve a repetirse un poco más adelante (min. 2'41), y responde a la necesidad de callar lo que se sabe, pero no debe decirse. Los niños, que aún no han aprendido las conductas socialmente aceptables, cuando se les pide que no digan un secreto, y luego alguien les pregunta por él, hacen ese mismo gesto, pero menos camuflado, menos sutil. Sin embargo, el significado es el mismo.

Por su parte, Vanesa, la gerente opta por una sonrisa excesiva, incongruente con la situación y con la cara de preocupación de su compañero. Sin embargo, realiza también gestos adaptadores (min. 2'17), que delatan que esa sonrisa no es una expresión de alegría verdadera sino una máscara para camuflar la verdadera emoción.

Una vez dentro de la empresa, en la reunión que el chef Chicote mantuvo con los responsables de Dulcinea, pudimos ver numerosas muestras de nervios, rechazo, molestia y vergüenza por parte de los responsables de la empresa.

Elena, la responsable de calidad, callada durante toda la reunión, nos dejó mucha información no verbal.

La vergüenza: la vimos justo cuando Chicote decía "me imagino que están ustedes más que al tanto" (min. 4'25). En ese momento, baja la mirada y aprieta los labios.

Hace, además un gesto equivalente al que veíamos en Carlos cuando metía las manos en los bolsillos. En este caso, Elena opta por esconderlas debajo de la mesa (min. 4'45). La postura además, es contraída, sintomática de la falta de seguridad en ese momento.

Vanesa, por su parte, trata de responder a las cuestiones que le va planteando Chicote. Pero notamos la falta de seguridad en sus propios argumentos en el movimiento vertical de hombros que hace al explicar el episodio de la fideuá con gusanos. Al verbalizar "los usuarios que habían" vemos cómo hace una breve (y por tanto, inconsciente) elevación del hombro izquierdo, que señala la duda que tiene en su propio discurso.

Ese mismo gesto también lo hace el responsable de colectividades, Carlos, al responder a Alberto Chicote acerca de quién autoriza que se haga un menú sin posibilidad de elección, cuando dice "el que sea" (min. 8'25). Podemos ver también a lo largo de la reunión varios gestos adaptadores (por ejemplo, min. 4'28), que le ayudan a gestionar los nervios.

Por último, el director general de la empresa, Sebastián. Es quien peor lleva la gestión emocional durante la reunión.

La postura ya es llamativa: adopta una postura excesivamente expansiva respecto a la situación. Es otra forma de "hacerse más grande", comparable a cuando Carlos se quedó en el escalón más alto que Chicote. Tiene el mismo objetivo de marcar la dominancia. Sin embargo, la postura debemos analizarla en desde dos parámetros: la expansión o contracción y el acercamiento o alejamiento. En este caso, si bien la postura es expansiva, también es una postura de alejamiento respecto a la "fuente de peligro", en este caso, Chicote. Esto es porque Sebastián tiene una conducta de evitación. Percibe al chef como "peligroso" para su bienestar, y eso hace que tenga conductas de evitación.

Vemos también un gesto muy llamativo: Sebastián se echa un vistazo a sus uñas (min. 4'30). Se trata de un gesto abortado de acicalamiento negativo que se realiza ante personas o situaciones que rechazamos, que no nos interesan o nos disgustan.

Al igual que lo hizo en la entrada Carlos, Sebastián se lleva la mano a la boca en dos ocasiones (min. 5'36 y 8'38). Este gesto le sirve para ser prudente y no hablar más de la cuenta. Vemos además, cómo el gesto va acompañado de una mirada hacia abajo, característica de la vergüenza.

La tensión y necesidad de protección de Sebastián sale en forma de puño cerrado (min. 7'05), tamborileo de los dedos (min. 7'06), cruce de brazos (min. 5'38) y presión en forma de pinza a la mano (min. 5'45).

Por último, un pequeño detalle que revela la falta de confianza en el discurso propio: cuando contesta al chef acerca de las investigaciones relacionadas con la fideuá en mal estado, hace una elevación del pie derecho justo cuando dice "(tenemos) todas las investigaciones hechas" (min. 4'46).

Éste es un ejemplo de cómo el comportamiento no verbal delata a quien sabe que no está siendo sincero o está haciendo algo mal.