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Marián Rojas Estapé: «El odio es tóxico y altera nuestros genes»

Desconectar el teléfono móviles el principal consejo de la psiquiatra a los pacientes que se caen en su diván

La psiquiatra Marián Rojas Estapé. Asís G. Ayerbe

P ¿Cómo fue su experiencia con la fundación Somaly Mam en Camboya?

R Muy dura. Allí me topé con el lado más oscuro y terrible del ser humano.

P Hábleme de ese lado oscuro, por favor.

R Es el de los que se dedican a la trata de mujeres y a la explotación de niñas que son vendidas hasta por sus propios padres para poder comer. Descubrí el sufrimiento y el trauma pero también la capacidad del ser humano para superarse.

P También ayudó a sacar a los niños del basurero de Phnom Penh para darles una oportunidad en la vida. ¿Qué conclusión sacó de aquellas vivencias?

R Fue una experiencia maravillosa ver cómo una ONG apoyaba a familias muy pobres para que retirasen a sus hijos del basurero y fuesen al colegio.

P ¿Cómo lograron convencer a sus familias?

R Las familias recibían un dólar al día por la basura que sacaban los niños. Con ese dólar compraban arroz. La ONG les surtió de comida a cambio de que no mandasen a sus hijos a recoger basura y los escolarizasen.

P Y ahora trata de ayudar a buscar la felicidad a gente mejor situada...

R Como psiquiatra quiero tratar de ayudar a la gente triste, angustiada, bloqueada y deprimida para que encuentren algo de luz, estabilidad y equilibrio.

P ¿Consiste la felicidad únicamente en que nos pasen cosas buenas?

R Ese es un pilar para ser feliz o por lo menos para conseguir que lo que te suceda lo interpretes como algo positivo.

P No siempre es fácil.

R La vida tiene un gran componente de sufrimiento y de momentos de dolor que son unos ingredientes más de la vida misma. Es un drama dedicar nuestro tiempo a huir del dolor y del sufrimiento.

P ¿Cuál es la mejor cosa que le ha pasado a usted?

R Haber conocido a mi marido y el nacimiento de mis tres hijos.

P ¿Cómo hay que gestionar el estrés para mejorar nuestro bienestar?

R Conociéndose a uno mismo para saber cómo reacciona el cuerpo y la mente ante el estrés. Cuando uno sabe lo que le pasa puede enfrentarse a ello y gestionarlo mejor porque uno conoce su forma de ser y localiza sus principales focos de estrés.

P ¿Qué es más importante: controlar la mente o controlar las emociones?

R Casi todas las emociones vienen precedidas de un pensamiento. La emoción genera después un impacto en el organismo. A veces no somos capaces de gestionar la emoción pero podemos educar los pensamientos para capear esas emociones.

P Dígame cómo se educa el pensamiento.

R Todos tenemos una voz interior comentadora que nos va narrando la jugada: has engordado, tu jefe no te hace caso, esta ciudad es un horror, etc. Cada uno de esos pensamientos genera una emoción y por lo tanto un impacto en el organismo. Muchas veces ante esos pensamientos nos autoboicoteamos y ponemos a nuestro organismo en modo alerta.

P ¿Qué hacer entonces?

R Educar al pensamiento para que no sea negativo y hablarle de tú a tú.

P Tendré que llegar a comprender mi cerebro...

R No conocemos ni un 15 por ciento del funcionamiento del cerebro, aunque la neurociencia ha avanzado muchísimo y ahora lo que ya tenemos claro y entendemos es la unión de la mente y el cuerpo, algo que por cierto, ya se sabía hace 2.000 años cuando se decía «mens sana in corpore sano».

P Deme alguna técnica para no sentirme desbordada por mis emociones.

R Desconecte el teléfono.

P No sé si podré, la verdad.

R El teléfono es una fuente constante de estímulos que nos alteran porque generan vacío, nos tienen en tensión ante compromisos por contestar y además nos hace creer que todo el mundo es más feliz que tú y más guapo en las redes sociales.

P ¿Cómo puedo en definitiva mejorar mi vida personal, familiar y laboral?

R El que se conoce a sí mismo y sabe gestionarse con cierto equilibrio interior mejora a nivel de pareja, profesional, familiar y social. El que vive esclavo de las emociones está perdido, vacío y sin rumbo.

P ¿Qué le muestra su blog a partir de las impresiones que recibe?

R Que la gente busca respuestas para desenvolverse mejor en este mundo tan turbulento.

P Usted estudió en Londres las causas y tratamiento de episodios psicóticos. ¿A qué conclusiones ha llegado?

R A partir de esos estudios se despertó en mí el interés por la indagación acerca de la somatización.

P ¿Por qué somatizamos nuestros sentimientos?

R Las emociones impactan directamente en nuestro organismo y el que se traga sus emociones acaba ahogándose.

P ¿Hay que recurrir a los fármacos para combatir los desarreglos mentales o es preferible estimular nuestros propios recursos para conseguir el equilibrio psíquico?

R La medicación es un apoyo a veces necesario y siempre en dosis pequeñas porque obliga al paciente que la necesita a hacer un pequeño esfuerzo. Lo mejor, siempre, usar nuestros propios recursos con ayuda profesional si es necesario.

P ¿Qué hay en el fondo de nuestra mente?

R La ilusión de ser felices, hallar un estado de plenitud y la necesidad de ser amados.

P ¿Cómo surgen el optimismo y el pesimismo?

R Es la misma forma de ver la realidad pero con diferentes gafas. El pesimista puede nacer o hacerse y el optimismo se puede aprender porque nunca es tarde para reeducar el cerebro.

P ¿Es lo mismo la felicidad que el bienestar?

R No. Un gran amigo mío dice que el bienestar es una sensación física y psicológica que colma los sentidos y la felicidad es el corazón.

P ¿Qué papel juega el amor en nuestras vidas?

R Todo. Es el antídoto al sufrimiento, al dolor y a la enfermedad.

P El amor romántico ha sido proscrito por la posmodernidad.

R Hoy en día todo es de usar y tirar, hasta el amor que parece que requiere de la aprobación inmediata a través de un clic cuando es todo lo contrario y necesita esfuerzo, constancia, trabajo, delicadeza y paciencia. Hemos cambiado nuestro cerebro y queremos satisfacción instantánea a base de un clic.

P ¿Por qué el odio es tan determinante en nuestras relaciones sociales?

R Tendemos a aliviar nuestra situación viendo lo negativo de los demás. El odio es otro pensamiento tóxico, como el resentimiento, que nos inunda. El odio y el resentimiento son tan tóxicos para el organismo que provocan todo tipo de enfermedades hasta el punto que alteran nuestros genes.

P ¿Hay modo de combatirlo?

R Sí. Queriendo a la gente e ilusionándose por la vida. Rodeándose de personas-vitamina y aprendiendo a perdonar. Un corazón resentido no puede ser feliz. Perdonar es ir al pasado y volver sano y salvo.

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