Ni Gabi (13 años), ni su hermano Diego (10) ni la chica que los cuidaba en 2016, Luna (27 años), esperaban nada a cambio. Y menos aún tres años más tarde. Pero la lección de civismo y honestidad que les dio la joven a sus 24 años ha tenido ahora su recompensa, una lección que ninguno de los niños olvidará jamás: ayer recibieron de manos de la Policía Nacional los 100 euros que Gabi se encontró hace tres años y que nadie ha reclamado en este tiempo.

Fue el 7 de enero de 2016. Luna, como cada día, los había recogido en la parada del bus que los traía a casa desde el colegio. Iban con prisa, porque había que hacer los deberes a tiempo para poder celebrar el cumpleaños del pequeño, Diego, que aquél día cumplía seis años. Por el camino, a los pies de un cajero automático en la Gran Vía Fernando el Católico, Gabi, que entonces tenía 10 años, vio el dinero en el suelo y se lo dijo a Luna. «Lo cogí y vie que había 100 euros. Pensé que se le había caído a alguien al sacar dinero del cajero, pero no había nadie cerca. Aunque la sucursal estaba cerrada, me abrió la mujer de la limpieza. Tampoco sabía nada».

Así las cosas, «les expliqué que no nos lo podíamos quedar porque no era nuestro, y que debíamos entregárselo a la policía, porque son quienes podían investigar para encontrar al dueño. Llamé al 091 y me dijeron que vendría un coche de policía. Los niños lo entendieron y se pusieron muy contentos, por la buena acción y porque iban a ver a un policía de verdad. Pero no pudo ser porque teníamos que hacer los deberes y no podíamos esperar».

El revuelo de los pequeños, «que estaban muy excitados», atrajo al agente de la ORA. «Le expliqué la situación y se ofreció a custodiar el dinero hasta la llegada de la Policía. Yo llamé de nuevo al 091 y les dije que se lo daría el empleado de la ORA».

Al día siguiente, «me llamaron de la comisaría para pedir mis datos, por si el dueño no aparecía. No había vuelto a saber nada hasta que el lunes, justo tres años después, me llamaron de la comisaría de Abastos para decirme que me pasara a recoger el dinero. ¡Al principio incluso pensé que era una broma!», exclama con una sonrisa. Luna llamó de inmediato a los padres de Gabi y de Diego -los cuidó durante más de dos años, mientras acababa el grado de Psicología- y les dio la inesperada noticia.

Ayer, a las 17.30 horas, justo a los tres años, acudió a la comisaría de Abastos y recibió el dinero de manos de un agente, en presencia del jefe de la comisaría, quien le explicó: «Hicimos muchas gestiones, pero no localizamos al dueño, así que, pasado el plazo legal de dos años, ahora la propietaria de este dinero eres tú. ¡Enhorabuena por ser tan buena ciudadana!».

«Ya he acordado con los niños que con el dinero nos iremos de cena y al cine, y compraremos el videojuego que elija Gabi. Estoy muy contenta porque a ellos les enseña que no siempre ganan los malos y que cuando realizas una buena acción, sí recibes recompensas. Y las que llegan a largo plazo aún son mejores, porque te enseñan a valorar el tiempo y que la espera merece la pena». Una lección de civismo que, con seguridad, les dejará huella.