Arkano confesó a finales de octubre que sufrió acoso escolar hace años. Un paso para normalizar una realidad que necesita ser abordada desde muchos frentes, porque hay muchos casos soterrados. A continuación vemos cuatro maneras de afrontar la delicada situación, según entiende la Psicología del Desarrollo:

Jamel era un niño norteamericano de 9 años que se suicidó en Denver a finales de agosto tras ser humillado por declararse gay ante sus compañeros. "Mi hijo le dijo a mi hija mayor que los niños de la escuela le dijeron que se matara. Estoy triste porque no viniese a explicármelo a mí", según le confesó la madre a la cadena KDVR-TV, que reflexó La Vanguardia. Para prevenir el acoso, hay que emplear canales de comunicación voluntariosos en la educación de los niños. Jordi Évole en el Salvados, Sexo: La mala educación, refleja cómo chavales de 15 años emplean Instagram para ligar, con los "Me Gusta" y fotos explícitas, y ellos/as afirman que no se reconocen en esas actitudes. ¿Hay límite de edad para la redes sociales? En teoría, no pueden acceder a Instagram menores de 13 años. Sin embargo, se incumple por los propios padres. Giana es una influencer de moda con más de veinte mil seguidores, que ha cerrado un contrato millonario con 9 años. ¿Es legal? El acoso acecha con la identidad virtual de por medio, que se caracteriza por la tendencia al anonimato. La tele es más gestionable. Puede ser una buena herramienta socializadora siempre que sea reguladas por un adulto, apostando por narrativas que resuelvan conflictos, que huyen del mundo polarizado de "buenos" y "malos". Un buen ejemplo, los dibujos animados Jelly Jam.

En paralelo, está el juego. La Psicología percibe tres enfoques infantiles, que remarca Piaget: movido (sin reglas, propio de la primaria, que conlleva saltos, rodar por el suelo y volteretas), de fantasía (de 4 a 7 años) y de reglas (de 7 a 9, por ejemplo, el ajedrez). El primero, que también puede aplicarse a la edad infantil, sirve para que fluyan, sean flexible, se abracen, se mezclen y rían. El segundo estaría bien para que construyeran otros mundos como actores, donde se les podría animar con unas pautas a que imaginaran (dibujando o escribiendo una carta) una clase con niñas y niños cisgéneros, andróginos, homosexuales, transexuales€ Por último, el ajedrez es una actividad de desarrollo cognitivo positiva, que llevaría a dos personas a mirarse e interaccionar, sabiendo perder y ganar divirtiéndose, gracias a las reglas del juego.

Precisamente, si los padres no les acompañáis en el juego es posible que se pase a competir más que cooperar. "La agresividad produce beneficios, está, pues, justificada€ Sin embargo, ¿por qué no se hace un elogio paralelo del altruismo y la cooperación?" (Perinat, 2017). Ello significaría retar a la teoría de la evolución de Darwin, que no contaba con que los seres humanos tiene espíritu y que defendía que el entorno reflejará que individuo tiene las condiciones más aptas para la supervivencia. Claro que es posible que el afamado científico no tuviera en cuenta la empatía, como eslabón preciado de compresión (sentimientos) del otro, que empezará a florecer a los 2 o 3 años. A los 6 o 7 empiezan a ampliar su consciencia social y son sensibles a enfermedades y pobreza. Con estos datos quiero decir que sería interesante realizar actividades con ellos, según la edad, para fomentar y desarrollar la virtud de ponerse en la situación del otro niño. De hecho, en el sentido de alimentar una conducta prosocial, podíamos involucrar a los niños más mayores en unas visitas guiadas a un orfanato de la ciudad para que pasaran tiempo con unos niños con otros y se generara una reciprocidad positiva de calidad (Perinat, 2017). Pero es más, nosotros, podemos hacer más desde el centro para afrontar los acosos. ¿Conocéis el programa cooperativo KiVa? Surgió en Finlandia en 2006 para hacerle frente al bullying y ya se aplica por todo el mundo. Desde la Psicología Social Sociológica, se miraría la situación desde tres puntos de vista: cómo se comporta en el día a día el acosador, cuál es la comunicación familiar y la dimensión simbólica que llevan a cabo los testigos en el aula, cuando el compañero es acosado y ellos se desentienden.

A los humanos no nos educan a mostrar con naturalidad las emociones y a los hombres menos, porque está etiquetado socialmente, por los convencionalismos, como un signo de debilidad. Hay una contracción en el hecho de que los niños que están "entrenados" en el desarrollo emocional poseen más capacidad para relacionarse. Entrenémoslos para que no se sientan mal cuando sientan tristeza o rabia, sino para que las identifiquen, las normalicen e investiguen por qué se sienten así. Que el dolor, la vulnerabilidad y la incomprensión forman parte de la experiencia humana, igual que el respeto y la diversidad de género.

Aceptación y evolución

Los niños y las niñas aprenden sus roles género a partir de los 2 años. Teniendo en cuenta que por cultura y educación, lo normal es considerada la heterosexualidad, el caso de Jamel podría ser juzgado de anormal. Si hubiera sido aceptado, su identidad habría evolucionado con más consciencia de agente (Piaget) y emergencia del yo, igual que los compañeros de su clase (ser mirado, acogido), en vez de tener que representar un papel teatral, como diría Goffman, para sobrevivir. Por ejemplo, ser reconocido por su nombre por ellos, en vez de por un mote insultante o ser incluido en partidos de fútbol como "uno de los nuestros". En ello tienen que ver los componentes simbólicos del ser humano, clave en el desarrollo sexual. Es decir, la cultura y la educación llevan a esos chavales a estereotipar a Jamel. Quizá, si la mirada de los adultos (profesores) hubiera sido de mayor inclusión, con formación integral para todos los miembros de la clase, el niño se hubiera sentido más empoderado. Debido a su edad, es posible que hubiera superado la etapa de latencia y estuviera en los inicios de la etapa genital, definidas por Freud, en la que el deseo sexual surge en la pubertad (a partir de los 9 años) de forma difícilmente incontenible. Sin duda, el desarrollo psicosexual de Jamel habría sido liberador de no haber chocado con la rigidez de los roles masculinos, que no supieron ver más allá, porque no les habían enseñado a ver que a los hombres le pueden gustar las mujeres y los hombres. "Gracias al rap y a unos compañeros me aceptaron en su círculo de amigos. Se puede salir", declaró un sincero Arkano. Ahí es donde entraría la persuasión de padres y de profesores para que veamos más casos de superación como el famoso rapero alicantino.

Corto navideño y polémica sobre la idea original

Publica El Español, que el viral anuncio navideño (más de seis mil visitas en seis días) de un pequeño erizo que sufre bullying por ser diferente y recibe ayuda para poder volver a abrazar, está en conflicto por su autoría. La española Lucía Sánchez Ramos también se ha sentido contrariada por la historia del corto, ya que ella argumenta que la historia de dibujos animados es prácticamente igual a la que ella publicó en su blog cincominutitosmas.com en junio de 2015, llamada Feo-Feíto ya no es feíto. Según Sánchez Ramos, tras contactar con la agencia pidiendo explicaciones, su respuesta fue que "aún se siguen asombrando de cómo los creativos de distintas partes del mundo coinciden de manera aislada en tener las mismas ideas innovadoras al mismo tiempo. ¿En serio?". De ser verdad, otro motivo más para fomentar valores de cooperación, ética y respeto en los centros educativos.