Sergi Torres es colaborador desde hace años de L'ofici de viure, programa puntero de Catalunya Ràdio para reflexionar sobre bienestar emocional y desarrollo personal. También es un conferenciante seguido, muy seguido, allí por donde va y por youtube. Una de las modalidades que emplea para divulgar son los teatros de toda España.

Lo primero que me llama la atención de lo que estás haciendo es que estás de gira por teatros.

Jaja. Parece, ¿verdad?

Parece. Veo un sofá y se siente gente a tu alrededor. Lo veo un poco espectáculo.

Aha.

Pero no he estado.

No sé mucho qué decirte. Porque es algo que para mí va tomando cuerpo de forma orgánica. Es decir, entiendo que lo que estoy compartiendo, conceptualmente, es imposible. Entonces, hay algo que lo va propiciando de alguna manera. Es como que encuentra una forma de poder hacerse accesible. Cuando ves a alguien sentado a mi lado es porque ha preguntado alguna cosa o surge un ejemplo. De esa manera, es más práctico. No es una cosa prevista. Sucede. El hecho de que esté en un teatro es porque es un espacio donde nadie se queda fuera y estamos muy cómodos. Y es un formato que es plástico.

¿En qué consiste esa actividad?

Es complicado para mí definir muy bien en qué consiste. Lo que estoy haciendo ahora es algo que ha ido naciendo a través de personas que van pidiendo por qué no explicas esto. Así va cogiendo forma. Entonces, lo que hago lo podría definir como una invitación. Estoy invitando a aquel que escucha a escucharse. Ahí se abre una paradoja: escuchando a alguien que te dice que te escuches. Ése es el reto. De forma individual ni tan siquiera haría esto, porque no tiene sentido. Pero, cuando nace de un lugar, donde surge de esta manera, termina teniendo un sentido propio. Siempre es en el momento. Si me paro a mirar qué es, lo puedo decir, pero ya sé que no es. De algún modo te estaría engañando sin darme cuenta.

A veces, por la cultura en la que vivimos, tendemos a definirlo todo y puedo que lo que es para ti, para mí sea otra cosa. También es verdad que tu explicación me resulta muy novedosa, porque no sueles encontrar a personas que hablen así.

Una de las cosas importantes para hacer esto es no afincarme en ello, no situarme. Porque en el momento en el que yo ya sé de qué va esto, en el momento que ya sé lo que estoy haciendo y a quién se lo estoy diciendo, a mí me genera un dolor interno. Permíteme la expresión: me genera un hedor a caducado. Yo puedo decir la misma frase treinta veces. Y se puede decir la misma frase desde el momento en el que la dices y siempre conserva su frescura. Para hacer eso implica también que desconoces el sentido último de esa frase. Es lo que es fascinante. No te estableces en eso.

¿Huyes del control? ¿Fluyes?

Fluir no es lo mismo que huir del control. La cabeza nos genera muchas trampas. Yo podría pretender no controlar, pero es un control al control. Es mucho más simple. Cuando yo salgo a exponerme, es posible que no esté en los vídeos, porque se editan, pero yo me siento en la silla y estoy 1, 2, 3, 4 minutos en silencio. Observo si hay pensamientos que quieren contar algo para impresionar, que quiere ser escuchados. Los dejo pasar. Hasta que de repente hay un descubrimiento. Aaahhh, y ahí sucede algo que no controlo. Surge.

¿Puedes descubrir algunos de los hábitos que te han llevado a tu forma de ser?

Yo no he encontrado hábitos. No he encontrado una forma que cambie mi forma. Pero sí es cierto que he tenido experiencias que me han mostrado, que mi forma de ver las cosas no es la cosa. Mi forma de verte a ti no eres tú. Desde ese punto de referencia, que es una falta de referencia, porque los pensamientos intentan referenciar, es donde te das cuenta que surgen cosas distintas. Se abren posibilidades que no se abrirían, si yo sigo viviendo el instante a través de mis referencias personales. Porque si hago eso estaré cosiendo mis referencias. Es el mismo hilo. No hay nada allí. Cuando uno se da cuenta de eso, empieza a relajarse y surge, no un hábito, sino una decisión: no tomarme tan en serio: en mi tristeza, mi rabia, mi frustración, mi deseo, mi alegría. No sé muy bien como explicarlo porque es una experiencia íntima.

¿El mindfulness conduce a ello?

Yo no soy consciente de aplicarlo. De hecho, no he aprendido mindfulness. Sé lo que es porque lo conozco como concepto pero no le he practicado. Si viene alguien y me dice: "Estás haciendo mindfulness". Yo le diré, pues vale. Pero, sí puede tener efecto el mindfulness. Solo que no es el mindfulness el que genera el efecto, sino desde tú estás haciendo eso. Si haces mindfulness para que los pensamiento no te gobiernen, te va a gobernar el mindfulness. Porque vas a depender del mindfulness para no depender de tus pensamientos. Ahora bien, nunca es la herramienta, siempre es el uso que tú haces de eso. Eso es estrapolable a cualquier cosa.

Sé que no te gustan las definiciones, pero te voy a preguntar una: ¿Qué idea tienes a día de hoy sobre lo que es un ser humano?

Jaja. En este momento, veo que el ser humano es un marco de referencia, es una posibilidad de experimentar conciencia, de ser conocedor del conocimiento. Es lo máximo que alcanzo. Como marco de referencia es secundario. El ser humano pasaría a ser, como decíamos con el mindfulness, una herramienta, no el fin. Mi finalidad no es ser un ser humano sino utilizar esta experiencia humana para descubrir aquello que no conozco.

¿Vivir un nuevo paradigma es más individual que colectivo?

(Silencio de tres segundos). No lo sé. Sí sé que irremediablemente tiene partida en el individuo. Una vez encarnado totalmente en el individuo, entiendo que al ser una experiencia, no una ideología, tú estás viviendo de forma distinta al colectivo. Por lo tanto, está totalmente intrincado. Al final en ese nuevo paradigma, esa nueva experiencia, descubres que lo que te rodea es un efecto de cómo tú lo percibes. Si yo como perceptor entro en un nuevo paradigma estoy viendo estoy viendo el colectivo desde otra vertiente. Así es como lo percibo yo, no tiene que ser así.

¿Todos somos uno?

(Silencio de cinco segundos). Sabes, estoy mirando mi respuesta y es irrelevante. El punto está en si yo estoy teniendo una experiencia de unidad con el colectivo. Si yo no estoy teniendo esa experiencia de lo que estoy diciendo, estaré compartiendo un concepto que parece más positivo, que parece mejor. Eso es de lo que está lleno la sociedad. Todo lo que cada uno piensa es lo mejor.

¿Por qué pasa?

Estamos acostumbrados a pensar de una manera muy superficial. Algo que no es malo. Es, simplemente, la descripción del lugar desde donde pensamos. Pero cuando permitimos que esos pensamientos encarnen, nos toquen, se hacen profundos y ahí pasas a compartir una profundidad, pasas a compartirte a ti, no al pensamiento. Entonces, cuando tú dices a la sociedad "todos somos uno" y estás en esa experiencia, ya ni tan siquiera se lo estás diciendo a la sociedad, te estás haciendo uno con ella. Es como que te lanzas a la piscina y no le dices a la piscina me he metido en ti. No hace falta decirlo, porque estás haciendo eso. Lo puedes decir como una expresión. Se me hace complejo compartirlo.

Más actuar que decir.

Sí y el actuar no desde un decir, sino desde un ser. Porque yo puedo decir que somos uno y actuar como tal, pero por dentro me estoy reconcomiendo, me estoy muriendo porque no estoy experimentando eso. No nace de mi plenitud, no me llena, nace de mi pretensión.

¿Qué te dice la reflexión "intenta ser con todos los seres bondadoso, incluido, los que te hacen la vida compleja"?

Me parece una buena noticia, porque significa que la posibilidad existe. Pero una vez esto, vuelvo a mi realidad. ¿Qué estoy sintiendo yo ahora? ¿Qué estoy haciendo yo ahora? ¿Estoy viviendo eso? Porque si no rechazaré mi falta de bondad. ¿Cómo puedo ser bondadoso si no lo estoy siendo con mi falta de bondad? Se inicia todo un proceso de autodescubrimiento y de honestidad. Para yo alcanzar hacer, decir y ser lo que acabas de expresar, tengo que descubrirlo en mí y la única forma es mirando qué estoy haciendo ahora. Si yo puedo encontrar mi bondad para mi falta de bondad, ya lo tengo. Entonces, en el intento de ser bondadoso con aquellos con los que no nos surge naturalmente, entramos en contradicción interna y falseamos esa bondad. Cuando es muy fácil darse cuenta que no estás sintiendo eso y que lo estás sintiendo es rabia para poder descubrir qué es la rabia. Te darás cuenta que detrás de la rabia hay un pensamiento, detrás un pensador. Vas descubriendo hasta que te encuentras con la bondad de poder sentir lo que sientes cuando lo sientes. Entonces, eso te permite respetar al otro cuando siente lo que siente. Eso es bondad.

¿Al igual que pretender ser consciente siendo nacionalista?

Totalmente. En el proceso de consciencia, cuando tú accedes a tu consciencia esencial, te das cuenta de que todos son máscaras, papeles, roles, etiquetas y personajes. Y puedes serlos concientemente, porque te das cuenta como la consciencia adopta esas formas por una razón que desconoces. Pero ya no impones eso, ni dependes de eso. No dependes de ese nacionalismo, ni impones un nacionalismo a otros nacionalismos. No compites. Tú y yo tenemos dos formas distintas, pero si podemos descubrir que esa dos formas distintas nacen de la misma conciencia y están naciendo en el mismo instante, ya no hay lucha. Nace otra forma de relacionarnos totalmente distinta. Hay una comprensión que abraza las dos nacionalidades. Cuando eso sucede, son insignificantes, son anecdóticas.

Cosas del ego.

Lo vemos por todas partes. Aquí mismo en nuestro país. Es muy obvio. Viajas y ves que la frontera entre dos países es un juego. Lo más interesante es que éstos son éstos porque están en oposición a éstos. Si no estuvieran así, se darían cuenta que tienen la misma lengua. Sucede en Uruguay y Argentina.

"Como es posible que sea más importante saber sumar, que ser feliz", creo haberte leído.

Me resulta muy extraño. ¡La educación es la base! Es muy importante en edades tempranas que aprendamos a sentir emociones, las que más nos cuestan, pero no lo hacemos. Aprender a ser maestros de esas emociones para que no nos gobiernen, a ser maestros de nuestros pensamientos, conocer nuestro cuerpo profundamente para poder manejarlo desde un lugar más profundo. Así descubrir nuestros talentos. Eso nace de la felicidad y te lleva a la felicidad. A lo mejor tiene un sentido que yo no estoy viendo, que todo eso se obvie para que dos y dos sean cuatro. Y que nos dé la sensación de eso sí es aprender. "Ahora sí, hijo".

¿Cómo descubriste tus talentos?

Viviendo. A partir de los 28 años y me estoy dando cuenta, ahora mismo, que esa raíz de exponerme a situaciones de vida que para mí eran... (respiración). En mi personalidad hay vergüenza. Si yo no puedo asumir, abrazar, aceptar esa vergüenza, no podría salir a exponerme. Por consecuencia, no podría ver cómo es mi manera de comunicar. Yo la desconocía. Viví bajo el paraguas de la música y no sabía comprender textos, porque mi cerebro es disléxico. Entonces, tenía claro que eso de hablar, no. Hasta que te empiezas a exponerte allá donde la vida te lleva y descubres cosas.

¿Qué cosas?

Yo recuerdo pasar por muchos momentos que pensé que eso no lo podía vivir, que eso era insoportable. Pero cuando descubro que cada momento tiene todas las herramientas para vivirlo tal como es, descubro herramientas como la fortaleza, la comprensión, la empatía desde un punto completamente distinto que había aprendido cuando iba a la universidad.

"Hemos aceptado como verdad un sistema de ver la vida que elude la vida", también has declarado. ¿Para qué?

Hasta donde llego, para qué hacemos eso es para descubrir que no tiene sentido hacerlo. Cuando veo que estoy viviendo una experiencia de vida pero no la estoy disfrutando del todo porque he hecho mi versión personal, me doy cuenta que no tiene sentido. Ahora bien, he de verlo. Si no lo veo pensaré que mi versión de la vida es lo que es la vida. Y ahí estoy encerrado. Ahí nada tiene sentido.

¿Ves honestidad?

Depende del grado de honestidad al que yo esté abierto. Cuando estoy totalmente entregado a mi honestidad, veo que todo el mundo está siendo honesto aunque no sean conscientes de ello.

¿Por qué?

Porque todo el mundo se está expresando desde donde está, de lo que cree que son las cosas, de lo que cree que tiene que hacer. Entonces, ahí hay un punto de honestidad. Solo puedo ver esto cuando estoy completamente abierto a mi honestidad.

También has expresado: "No hemos venido a cambiar el mundo, sino a amarlo".

A aprender a amarlo.

"Eso es más auténtico".

Auténtico, no como mejor, sino porque nace de una forma auténtica en mí. Cuando yo miro un mundo que veo, cada vez que intento cambiarlo es porque hay una incomodidad interna desde mi hacia lo que quiere cambiar. Si yo no atiendo antes mi incomodidad estaré esparciendo mi incomodidad a todo aquello que intento cambiar. Ya puede ser lo más loable, que estaré esparciendo mi conciencia de falta de aceptación. Visto esto, me doy cuenta que hay asignaturas pendientes. ¿Cuál es mi relación con esto que quiero cambiar? ¿Lo estoy amando? Si no, ¿cómo puedo cambiarlo? Lo que veo que necesita cambios, en realidad, carece de amor. Y al carecer de amor, me incomoda. ¿Cómo puedo amar mi incomodidad si no la estoy atendiendo porque estoy salvando al mundo? No he dicho que dejemos de hacer algo por ayudar a los demás. He dicho que si el cambio no lo hacemos desde un lugar íntegro no estaré cambiado nada, en realidad.

Por ejemplo.

Sin darte cuenta pasas a formar parte del sistema que quieres cambiar. Porque el sistema que queremos cambiar es un sistema de rechazo a la coherencia natural. Si yo no lo soy, ya puedo dar millones de euros para no sé qué, ya puedo intentar cambiar el sistema educativo. Verás como el sistema educativo se resiste a lo que estás haciendo porque no estás aportando amor, sino rechazo. Es muy interesante verlo.

¿Ves voluntad de evolución interior?

Sí, la veo. No la extrapolaría al conjunto.

Parte de esa voluntad sería empezar a ver los errores sin fracasos, sin aire negativo.

Les damos a los errores un contenido de evitarlos a toda costa. Así que, estaría bien permitirlos. El error no tiene que llevarme a reaccionar, sino a accionar.

¿Hablas de otro enfoque?

Algo nuevo. Si es así, wow. Ese error habrá sido elevado a motor de descubrimiento. Eso se vuelve apasionante.

¿Hay trucos para descubrir la misión vital de cada uno?

Le damos muchas vueltas. La función de mi vida tiene que estar sucediendo ya. ¿Qué puede ocurrir? Que me parezca insignificante. Puedo ver que no me llena porque estoy juzgándola, estoy buscando una versión mejor. Y no me llena porque no estoy viviendo este instante. Al final te das cuenta que la función de vida es vivirla. Cuando te abres a eso es cuando descubres la plenitud, empiezas a comprender y al comprenderlo lo permites. Y pasamos toda la vida temiendo a la muerte, al sufrimiento. No es nuestra función. La misión es pequeña, limitada. Estamos vinculados a la vida.