A consencuencia de la 5ª Edición del Vegan Fest Alicante quiero hacer una reflexión sobre veganismo, industria cárnica y psicología. El psicólogo alemán, Kurt Lewin (1890-1947) investigó en una época de carencia de recursos en Estado Unidos, diversas maneras eficaces de cambiar la conducta de las personas en la alimentación. Realizó un experimento para demostrar como podía persuadir a la gente a consumir vísceras. La clave estuvo en generar debate en un grupo y que éste se convenciera de las razones que le empujaban a cocinar con dichos productos. El tridimensional es el modelo con más impacto de las actitudes en la psicología social. Sus fieles observan tres factores fundamentales: cognitivos (ideas), conductules (tendencias) y afectivos (sentimientos).

En referente a una actitud favorable hacia el veganismo, el respeto hacia el mundo animal resulta capital. Hay un aspecto afectivo muy desarrollado que provoca que los veganos rechacen el consumo de los productos cárnicos al ponerse en el lugar de los aninales: sienten el sufrimiento del animal durante su breve vida porque, en muchos casos, conviven en espacios ínfimos como los cerdos y los pollos, sin apenas ventilación (así sale retratado en el revelador documental Empatía, por Ed Antoja, 8,5 en Filmin); sienten el sufrimiento del animal que muere en el matadero en unas condiciones lamentables, aún con vida, como se puede comprobar en el documental ¿Cómo que cómo como?, de Xabier Ortiz de Urbina. Pero, no solo es sentimental el movimiento vegano, no solo denuncia con razones un trato indiscriminado, sino que aporta soluciones. También se da una predisposición en la sociedad a defender la causa ecológica. Restaurantes veganos, cooperativas y más consciencia para consumir productos de la región, haciendo frente al capitalismo y, sobre todo, disfrutar del máximo potencial de sus nutrientes.

En cuanto a una actitud contraria, el consumo de productos de origen animal, reflexionemos sobre sus circunstancias. En este aspecto, esta tendencia ha prevalecido durante siglos en la cultura occidental. Desde la vida en el campo a las grandes ciudades, se ha consumido carne, pescado, leche y huevos con normalidad. Entonces, aquí se cumple el modelo conductual, relacionado con el comportamiento tradicional, con lo que está bien visto, con el hábito, desprendiéndose en cierta medida del lado emocional. Para muchas generaciones de humanos ha prevalecido la máxima: la dieta equilibrada es comer de todo. Sin cuestionarse si era ético o no engullir ciertos alimentos.

Defensores y detractores del consumo de productos de origen animal

Los defensores dicen que los alimentos de origen animal aportan proteínas que son necesarias para el crecimiento (en niños) y para construir tejidos de músculos, pelo... También para producir hierro, calcio y zinc. Los detractores comentan que según la ciencia de la nutrición producen enfermedades, generan bacterias resistentes a los antibióticos, efectos en el cambio climático. "La agricultura, en particular la carne y los productos lácteos, representa el 70% del consumo mundial de agua dulce", según un informe de Naciones Unidas que publica La Vanguardia.

Partiendo de la base que las perspectivas discursivas señalan que las actitudes no se han de abordar desde el intelecto y el plano personal, sino desde la comunicación social, considero que los defensores de la alimentación de origen animal quedan encuadrados en la vía discursiva de Foucault. Nietzsche dijo "no hay hechos, hay interpretaciones". Y en ese mundo se mueven los poderes fácticos para dominar a la ciudadanía ganando más dinero. Así se entiende que los defensores de los alimentos de origen animal no se cuestionen las circunstancias que rodean a dicho consumo.

Por otra parte, están los detractores, cuyo discurso quedaría reflejado en la visión crítica de Parker. La teoría del psicólogo inglés se basa en advertir de que la comunicación política y mediática (textos, fotografías o vídeos) puede desviar la atención para determinar sobre lo que está bien o mal. Por ejemplo, en los medios el movimiento okupa suele relacionarse con la violencia y la anarquía. Sin embargo, escasean tratamientos informativos para conocer de cerca sus motivaciones. De igual modo ocurren con las industrias cárnicas. Se han demostrado las condiciones de insalubridad en la que viven ciertos animales de granja y las terribles maneras que se llevan a cabo en los mataderos. ¿Se denuncia? Es interesante contemplar el análisis del discurso que defiende Billig, cuando señala que las actitudes se producen al originarse controversia. Como es el caso de este asunto, demostrando que las personas emplean argumentos y generan debate ante posiciones que desaprueban.

Desde la perspectiva vegana encontramos los siguientes ejemplos: Los animales no pueden incurrir en comportamientos inmorales porque no tiene la capacidad de comprender. Las plantas carecen capacidad de sentir porque deberían poseer sistema nervioso. "El consumo de productos de origen animal aumenta el riesgo de enfermedad", señala Colin Campbell. "Un lavado de cara con políticas pro-veganismo está llevando a cabo Israel para perpetuar la opresión que se comete contra el pueblo palestino. Incluso el ejército israelí ofrece botas cruelty free a aquellos soldados que sean veganos", comenta uno de los activistas de No New Animal Lab.

Desde la perspectiva de los defensores del consumo de productos de origen animal: Si los animales comen otros animales, ¿por qué no podemos comer nosotros? Las plantas son seres vivos, pero ni tienen sangre ni emiten sonido. "Dos niños pequeños fueron ingresados graves en hospitales italianos por, supuestamente, seguir una dieta vegana" y la política Elvira Savino presentó un proyecto de ley para sancionar duramente a los padres que impongan dietas veganas.

Concretando, se observa como influyen en los discursos componentes ideológicos. Sin ir más lejos, la diputada de Forza Italia, Savino, intentó que fructificara la propuesta en el Parlamento Italiano y la acción se llevó a cabo por un cuestión de cultura de grupo. Al mismo tiempo, No New Animal Lab, que defienden la liberación animal, denuncian que el veganismo está siendo empleada políticamente por el capitalismo. Ambos casos emplean argumentos provocados por la reactancia. En el primer caso, la política puede considerar que los niños están siendo obligados por sus padres a comer comida vegana en contra de su voluntad y que eso es perjudicial para ellos, mientras que los defensores de los derechos de los animales ven peligrar sus libertades a través de nuevas políticas internacionales. ¿Será cuestión de empatía empezar a consumir menos carne?