«Es lo que hay». Esa fue la respuesta de dos operarios de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) cuando una mujer les indicó que el ascensor de la estación de Xàtiva no funcionaba. Si ella hubiera ido sola no le habría hecho falta coger ascensor alguno. Pero a Amparo Ferrer la acompañaba su sobrino Enzo, de 6 años y en silla de ruedas. Imposible bajar por las escaleras sin ayuda.

Los operarios de FGV se negaron a ayudarla a bajar la silla de ruedas de su sobrino. «Es lo que hay, si quieres te abro la puerta y vas a buscar otra estación en la que funcione el ascensor», fue la respuesta de los trabajadores. Ni hubo ayuda, ni hubo empatía, ni hubo amabilidad. Los hechos ocurrieron el pasado lunes, a las 20.30 horas en la estación de metro de Xàtiva, según consta en la denuncia contra FGV que esta mujer ha presentado en la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Quart de Poblet, localidad en la que reside por «la insensibilidad del personal que la atendió».

Los operarios de FGV no ayudaron a Amparo a bajar la silla de ruedas de su sobrino por las escaleras. Tampoco recibió solución alguna en el punto de atención al cliente, pero «por las prisas y los nervios» no presentó reclamación alguna allí. Así que, indignada, llamó al 091.

Dos agentes del Cuerpo Nacional de Policía se personaron con rapidez, cargaron la silla de ruedas del menor escaleras abajo y acompañaron a la tía y al sobrino hasta el metro. Ni un mal gesto, ni un «no estamos para esto».

De hecho fue «todo lo contrario». Amparo no sabe como agradecérselo. «Vinieron con rapidez y tuvieron un trato exquisito. Le hicieron bromas a Enzo para que estuviera tranquilo, le trataron con dulzura y empatía. Estuvieron de 10. Quiero que conste mi agradecimiento porque no tengo palabras. Gracias, gracias y gracias. Se bien que su trabajo no es ayudar a bajar unas escaleras, pero lo hicieron con una sonrisa y ese es un gesto que les honra», explica Amparo a Levante-EMV. Y es que la mujer sigue sin entender «qué pasó por la cabeza de los operarios de FGV para negarse a ayudarme. Qué falta de sensibilidad».

El lunes por la tarde llovió en València. «No es que los operarios de FGV no me ayudaran, es que me enviaban a otra estación y fuera estaba lloviendo. Lo que más me duele es que mi sobrino tiene una discapacidad (que no viene al caso) y yo no quería que se sintiera diferente o un problema. Porque no lo es», explica Amparo.

Fuentes de FGV aseguraron ayer que lamentaban «profundamente lo ocurrido». «Vamos a ver, añaden, qué ha pasado para que no se vuelva a repetir». Y es que los trabajadores de FGV cuentan con una recomendación interna donde se les insta a «derivar a los usuarios a otra estación si los ascensores no funcionan ya que si los operarios ayudan a una persona en silla de ruedas a bajar por las escaleras pero se resbala, o se cae... Además, se puede generar un agravio comparativo porque los técnicos no podrían bajar a un adulto con movilidad reducida o a personas de cierto peso así que la recomendación es que les insten a acudir a otra estación. Ahora bien, lamentamos el trato personal que ha sufrido esta mujer y adoptaremos medidas para que no se repita».