A niveles de masas, en el deporte de élite, el primero se lleva el único premio. ¿Quién pone en valor que Valencia y Atleti hayan sido finalistas de Champions? De ahí que la selección croata o los jugadores del Madrid, acostumbrados a ganar, renegaran de la plata de la Supercopa Europea. Qué detalle más feo es quitarse la medalla según te la dan. En el fútbol es costumbre. Pero también los es en modalidades como el tenis. Pongamos de ejemplo la final de Roland Garros 2018. Dominic Thiem, que vení a de sumar un balance positivo de 35-9 y de imponerse a Rafa Nadal en los dos últimos duelos, pasó por debajo de la apisonadora española. Quizá por ello, Thiem, por sus 24 años, a muchos le podía llegar a parecer su rostro más propio de un entierro. Pero es que en el tenis se educa así o se ha tendido a enseñar que la única alegría es ganar sí o sí. Bueno, la competitividad, ganar por encima de todo, es la droga de la mayoría de los deportistas.

En el deporte de la raqueta me detengo para recomendar a los apasionados del tenis, de la lectura, de las biografías y del desarrollo personal, que lean "Open", la historia de André Agassi. Es arrebatadora. Yo me animé porque mi hermano David se lo compró y lo gozó tanto que nos picó el gusanillo a unos cuantos. También a Rosa Montero ("Es peligrosamente hipnotizante"), a Sergio Vila-Sanjuan ("Una absorbente narración psicológica") y a Alessandro Baricco ("El mejor libro que he leído en la última década"). Y es que cuida los detalles para atraer al lector con una foto y un titular sencillos en portad, una contra llena de elogios se personajes famosos y, sobre todo, un relato construido por Moehringer, un Premio Pulitzer (con el plus de haber estructurado la idea de con conversaciones sin guión con Agassi). Sin embargo, lo que más me ha cautivado, lo revelador, es el "desnudo" del mito. Fue el primero en alzarse con 4 Grand Slams, 4 Grandes Abiertos. Sin embargo, le pasó lo mismo que a Nadal y a Cristiano, que su carrera deportiva la compitió en paralelo con una bestia, Sampras. Pete se solía imponer con más regularidad, igual que Federer y Messi. Son los eternos primeros. Pero, ¿qué pasa con los eternos segundos? Eludiendo el saber perder del español, nunca había leído una confesión tan honesta como la que profesa el marido de Stefani Graff en "Open". No esconde los sentimientos de tristeza, rabia, ilusión, envidia, amor, inmadurez. Por eso es tan maravillosamente recomendable su lectura.

Sin duda, un manual básico para profesionales del deporte (y no profesionales). Para todos. Porque al final se pone el valor que puede llegar a repugnarte algo de tu vida por el enfoque o por las obligaciones que por marcan (y marcamos). Si os pica la curiosidad, no lo dejéis pasar. Nunca un tocho de más de quinientas páginas fue tan bienvenido ni un Gran Abierto, tan celebrado por humano. Ojalá Fernando Alonso y Juan Carlos Navarro se apuntaran a la manera de Andre de mostrar su verdad.