El pan con tomate (´pa amb tomàquet´ o ´pa amb tomata´ en los distintos dialectos del catalán) es una comida tradicional de la cocina valenciana, aragonesa, catalana, andaluza, balear y murciana. Está considerado como uno de los típicos ejemplos que definen la dieta mediterránea, extendido como receta tradicional por toda España. Consiste en una rebanada de pan con medio tomate maduro restregado y aliñado con aceite de oliva y sal». Es lo que pone textualmente en la Wikipedia si buscas ´pan con tomate´.

Natural de América, llegó a España como ´botín´ del colonialismo, y a Barcelona, dicen, de la mano de los murcianos que, allá por los años 20, emigraron en busca de una vida mejor, y encontraron trabajo en la construcción del metro de la ciudad. ¿De dónde sacaban los tomates? O se los mandaban sus familiares que se habían quedado en la Región o ellos mismos los cultivaban.

Según el diccionario gastronómico de Néstor Luján, la primera vez que se cita en la literatura catalana el pan con tomate es en 1884. Fue en los versos del humorista y escritor Pompeu Gener, referentes a su estancia en París: «Lo que comimos cierta noche es pan con aceite aliñado con tomate. Lo ha puesto de moda Madame Adam, que lo ha comido. A Judit Gautier le ha gustado tanto que incluso la gran Sarah Bernhardt se ha hecho una rebanada».

´Tostadica´ con tomate

´Tostadica´ con tomateEl hecho de llamarlo pan tumaca ha llevado a muchos a pensar que se trata de un receta, si es que así se puede llamar, de tradición catalana, aunque quizás en Murcia se reconozca mejor si se habla de una ´tostadica´ con tomate. De hecho, si nos acercamos a cualquier bar de buena mañana encontramos a mucha gente con su tostada con tomate. Pero, ¿y si preguntamos si lo consideran murciano o por el contrario es algo catalán? Esta pregunta deja en blanco a muchos, seguramente no es algo que uno se plantee cuando tiene hambre y el desayuno delante.

En el bar murciano Legazpi no creen que se trate de algo típico de ninguna zona concreta, en todo caso «algo conocido en todo el levante», dice su dueño, y añade un matiz a esta cuestión: «en Cataluña el tomate se suele restregar directamente en el pan, mientras que aquí lo que solemos hacer es triturarlo o rallarlo y ponerlo sobre el pan». Pero, como subraya, «el pan con tomate es algo que aquí se ha pedido y se ha comido toda la vida».

Llegados a este punto, parece una cuestión con una respuesta complicada, y es que aquí cada uno va a tirar para su lado. Lo que se puede observar es que a pesar de que autores como José Vilaseca pongan el origen en los trabajadores murcianos, la ´patente´ la pusieron en el norte, asignándole a esta sencilla creación, surgida de los obreros por la necesidad de ablandar el pan duro, un nombre catalán.

Y es que, aunque fueran los murcianos los que tuvieron esa idea de juntar el tomate con el pan, hay que ver cómo se ha ido adaptando e integrando en la gastronomía de las distintas zonas del país. Así, en Cataluña, además de restregar el tomate, el pan tumaca es algo que se suele comer acompañando a otros platos, o con su famosa butifarra o su fuet, de modo que el pan suele llevar el tomate en muchas ocasiones, algo que no se ve tanto en Murcia.

¿Y quién no ha pedido un bocadillo de jamón y tomate y lo ha llamado ´una catalana´? O una catalana con queso, o una catalana con tortilla...Lo que podría denominarse como una nueva y mejorada versión del ´pa amb tomàquet´. Pero esto se puede dejar para otra entrega.

Como José Vilaseca cuenta, «más allá de las delicias de nuestra gastronomía, del zarangollo a los michirones, de la ensalada al pisto, pasando por los paparajotes, hemos tenido ocasión incluso de exportar un plato que, a pesar de su simpleza, se ha convertido en símbolo de otra gastronomía española», algo que seguramente muchos murcianos desconocían.

Por ello, el autor invita a todo el que quiera a reivindicarlo: «Cuando se hable en Cataluña de la autenticidad catalana del sencillo pan tumaca debemos levantar una mano, humildemente, y decir: ´¡Pero si fuimos nosotros, pijo!´», escribe en su libro. Así, añade que cuando vayamos a Cataluña podemos pedir un «pan murciano», aunque quizás esta petición nos lleve a una discusión con el camarero.