Al sumergirte al mar es posible que, sin querer, tragues un poco de agua salada. Pues gracias a un nuevo estudio, se conoce que además de sustancias químicas como cloruros de sodio y magnesio, y cientos de microorganismos (muchos desconocidos), también podrías tragar una cantidad notoria de esperma de medusas (los cnidarios) y de otros animales parecidos (los ctenóforos).

La revista Scientific Reports ha sido la encargada de compartir los resultados obtenidos por científicos del Instituto de Biología Evolutiva (IBE) y del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC). Estos investigadores han tomado como puntos para desarrollar su proyecto seis localizaciones de la costa europea: Oslo en Noruega, Roscoff en Francia, Gijón y Blanes en España, Nápoles en Italia y Varna en Bulgaria. Además, han identificado un nuevo grupo de animales, de urocordados en concreto, y han llegado a la conclusión de que todavía hay un 85% de biodiversidad animal que se desconoce.

Fuente de alimento

Por otro lado, los examinadores descubrieron un alto porcentaje de material genético en la muestra analizada más pequeña. El análisis dio como resultado que se trataba de esperma cuyo origen serían ctenóforos y cnidarios, entre los que se encuentran las medusas. Esta sustancia abunda especialmente, un 33%, en las fracciones de agua sin oxígeno. Tal cantidad hace pensar a los investigadores que el esperma podría ser clave para alimentar a microorganismos y zooplancton.

De esa forma, tendría un papel destacado en las redes tróficas marianas, y que hasta este momento no se había descubierto. Javier del Campo, miembro del equipo de investigación del ICM-CSIC, ha explicado la importancia de estas cantidades de esperma: "Los ecólogos debemos plantearnos seriamente el papel que juega el esperma como fuente de nutrientes en la red trófica, especialmente en períodos de desove, en los que los gametos son liberados al medio en cantidades ingentes".