Llega el momento más esperado: la hora del recreo. Al son del timbre, niños y niñas salen disparados de sus clases e inundan el patio para disfrutar del único momento del día que les dejan a su libre albedrío. Bajan todos menos uno. Es el mismo de siempre. Siete meses sin poder jugar ni relacionarse con sus compañeros y todo, según relatan los afectados, por no entregar un trabajo de música. «Es una medida humillante, degradante y vejatoria». Así describieron los padres los patrones de conducta de una profesora de un colegio ribereño tras impedir a su hijo el derecho de saltar al patio. «Parece que sea un criminal. Esto es maltrato infantil. La situación se está haciendo complicada y nosotros lo estamos pasando muy mal. Si mi hijo ha hecho una cosa mala que yo tenga que saber, me gustaría que me lo dijeran para corregirlo en casa, pero en este caso es por no entregar unos deberes que no sabe hacer. No se puede tolerar», señalaron.

La pareja se enteró del castigo a través de terceros y tras corroborarlo con demás alumnos del centro escolar, decidieron enviar un escrito a la maestra con el objetivo de encontrar una solución. «Sabíamos que era una educadora que tenía rabietas, pero no que podía llegar a estos límites. Esta reacción no es normal. Mi hijo lleva desde octubre sin saber lo que es el recreo. En casa no había dicho nada porque tiene miedo y además, con el tiempo, lo veía como una práctica normal. A través de la agenda, le pusimos que si no levantaba la sanción iríamos a la Fiscalía de Menores a denunciarla», aseguran.Más afectados

Los progenitores afirman que hablaron por teléfono con la profesora y apuntan que les explicó que se trataba de una técnica educativa para corregir su postura. Una contestación que rechazaron tras considerar que pueden adoptarse otras medidas antes de dejar sin recreo a un niño de 9 años. «La labor del profesor es enseñar. Es mérito suyo estimular a los jóvenes y lograr que entiendan lo que explica. Pero parece que no lo sabe. Tiene que tener claro que la prolongación en el tiempo de esta penalización no va a tener ningún efecto», declararon.

Al final, han decidido ir más allá y han presentado una queja ante la Conselleria de Educación en busca de una solución. Asimismo, apuntan al «miedo» existente entre otras familias que, supuestamente, también se han visto afectadas por esta profesora. De hecho, según manifestó, algunos ya han optado por solicitar el cambio de centro ante la posibilidad de que este conflicto no se resuelva. «Temen que haya represalias. En mi caso, me he puesto en contacto con otros padres y muchos quieren presentar formalmente su queja. Pensamos que todo esto se hubiera podido evitar si desde un primer momento se hubieran puesto en contacto con nosotros. Para algo está la agenda, que los padres y los niños sí utilizamos. El problema es que allí se van tapando unos a otros y es difícil sacar algo. No vamos a quedarnos parados mientras nuestro hijo sufre de este modo. Es el mejor de su clase», sentenciaron.