La carabela portuguesa ha llegado otro año más a las costas alicantinas. Una mujer ha sido ingresada en el hospital de Sant Joan tras sufrir una picadura de este animal en el rostro mientras se bañaba en una cala del Cabo de las Huertas. Se trata del primer caso de picadura conocido este año en las playas alicantinas.

El pasado verano varios de estos peligrosos ejemplares aparecieron en diferentes playas de la provincia de Alicante causando gran revuelo y preocupación. Y no era para menos ya que la picadura de este hidrozoo de plancton gelatinoso (mal conocido como medusa) puede provocar fuertes dolores, vómitos, fiebre, náuseas e incluso la muerte. Por esta razón es importante saber cómo actuar en caso de picadura para evitar males mayores.

Consejos en caso de picadura de una carabela portuguesa

En primer lugar hay que retirar los restos de tentáculos que puedan haber quedado en la piel. Este proceso debe hacerse con guantes o pinzas para evitar que el veneno pase también a las manos. Si no tienes estos útiles a mano, puedes usar una tarjeta de crédito o tu DNI.

A continuación hay que aplicar agua salada sobre la superficie de la piel afectada. Nunca hay que utilizar agua dulce ya que el contraste de salinidad ocasionará que se libere más veneno y, por tanto, aumente el dolor.

Aunque para algunos casos de picaduras de medusas sí está indicada la aplicación de vinagre sobre la zona, en este caso no es aconsejable. Tampoco amoniaco ni orina.

Para mitigar el dolor puedes aplicar frío con una bolsa de hielo en intervalos de 10-15 minutos, dejando otros 5 de descanso.

Una vez lavada la zona es muy importante evitar la exposicióndirecta de la zona afectada a la luz del sol.

Del mismo modo, no es nada recomendable rascarse.

Si los síntomas de dolor y picor no disminuyen es aconsejable acudir a un centro médico para que un especialista prescriba el tratamiento más adecuado que suele consistir en cremas con corticoides e incluso la administración de antihistamínicos por vía oral.

Poco común en el Mediterráneo

Aunque la carabela portuguesa no es común en las aguas del Mediterráneo, varios de estos ejemplares han llegado hasta las orillas de varias playas alicantinas tras ser atrastradas por la corriente desde la zona de Cádiz y Huelva. Su presencia provocó el pasado verano que la playa de San Juan luciera la bandera roja para avisar a los bañistas del peligro en la zona. También aparecieron varios ejemplares en Arenales del Sol y Calp y el servicio de socorrismo de Benidorm sacó de las playas del municipio 14 carabelas.

Estos seres son tan peligrosos como llamativos ya que se caracterizan por un color fosforescente y unos tentáculos que pueden llegar a medir hasta 30 metros si están extendidos. Además, debido a su característica morfología en forma de vela se desplazan rápidamente con las corrientes marinas.

Así es la picadura de la carabela portuguesa

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Así es la picadura de una carabela portuguesa