Amy Mattingly, una mujer de 32 años natural de Bristol (Reino Unido), fue diagnosticada de cáncer de intestino y se enteró de que le quedaban pocos meses de vida tras haber dado a luz prematuramente a su hijo muerto.

El bebé que esperaba nació sin pulso tras un parto natural en el hospital de Bristol Southmead el 1 de enero, después de que su madre hubiera sufrido diarreas y vómitos, según informa el diario británico Mirror.

La mujer, que trabaja como diseñadora web de Bradford-Upon-Avon, declara que "nunca me dijeron la razón por la que mi bebé nació muerto, pero creo que fue por el cáncer y por lo que le estaba pasando a mi cuerpo".

Ella y Chris, su marido, de 34 años, se casaron en 2014 y desde entonces querían tener hijos. La mujer, que sufre diarreas desde que era una adolescente, se empezó a encontrar peor tras quedarse embarazada en agosto de 2016.

"Pensé que era la forma que tenía mi cuerpo de reaccionar al embarazo (...) Tenía anemia y muchos dolores abdominales", explica.

A las cinco meses de embarazo, los doctores comprobaron que el bebé era más pequeño de lo que debería y empezaron a sospechar que algo iba mal. Un par de semanas más tarde, Amy sufrió un intenso dolor y rompió aguas, por lo que acudió al hospital de inmediato.

Tras varias pruebas, un último escáner reveló que el corazón del bebé había dejado de latir. "Estaba destrozada, tenía que dar a luz a un bebé sin vida", señaló.

La pareja, hundida por la pérdida, se dio cuenta de que la salud de Amy iba a peor.

Después de varios meses acudiendo a diferentes médicos, Amy se hizo una prueba en una clínica privada, donde pudo ver el interior de su intestino en la pantalla.

Tras ser diagnosticada de cáncer de intestino, la mujer fue sometida a una operación en mayo de 2017 en el hospital de Bristol Southmead donde le extrajeron el intestino y le colocaron una bolsa de ileostomía temporal.

Junto con la operación, Amy recibió cuatro sesiones de quimioterapia, las cuales hicieron que perdiera la mayoría del pelo.

Pero el tratamiento no funcionó. "Mi médico me dijo que probablemente sólo me quedaban unos meses y que debía hacerme una prueba clínica para que me mandaran más tratamiento", aseguró.

Ahora, decidida a concienciar a otras personas con síntomas similares, así como a tratar de eliminar el estigma que rodea al cáncer intestinal, ha creado un blog en el que cuenta su experiencia.

El pasado sábado 14 de octubre también completó una caminata de varios kilómetros para recaudar dinero para Cancer UK, ataviada con una capa dorada que se ha convertido en el símbolo de su lucha contra la enfermedad.