Es un caso entre millones pero es una realidad. Con apenas 31 años y a pocos días de casarse, la joven inglesa Becky Barletta empezó a sufrir unos síntomas que le han llevado al peor de los destinos posibles. Su diagnóstio: demencia. Se convirtió así en la persona más joven del mundo en padecerla, en su caso, hereditaria.

Con el paso del tiempo, la situación de Becky ha ido a peor, según informa el rotativo inglés Daily Mail, que explica que incluso necesita ayuda de forma permanente. Su hermana, Sophie, en declaraciones a esta publicación, asegura que "cuenta las mismas historias todo el día y apenas dice cosas coherentes. Cuando salimos a la calle hace preguntas sin sentido a la gente que pasea y no es que me avergüence, es que me resulta triste verlo".

Todo un drama que se ha apoderado de la vida e la joven y su familia, que ha decidido hacer una campaña solidaria para recaudar fondos en pos de la investigación de la enfermedad y así ayudar a que los devastadores efectos de la dolencia se mitiguen.

En concreto, la enfermedad de Becky es demencia frontotemporal hereditaria, un síndrome clínico causado por la degeneración del lóbulo frontal y que ha heredado de uno de sus tíos, que la sufrió con 50 años. Así, los médicos aseguran que Barletta, con 32 años, se ha convertido en el "caso más joven" y los facultativos le han dado una esperanza de vida de 10 años: "Dicen que cuanto más joven es el paciente, más rápido son los efectos. En ella ha sido rapidísimo", cuenta su hermana. "Necesitamos cambiar esto tan pronto como sea posible", asegura su hermana, que cuenta que "desafortunadamente será tarde para ayudar a Becky".